Amigos, buenos días: hoy repasamos el Diario Córdoba. Creo, amigos, que
nos viene bien a todos una reflexión acerca de cómo pensamos, hablamos y
actuamos ante los grandes dramas humanos que estamos viviendo.
Así estaban ayer por la tarde los cielos de Córdoba.
Un ingenuo y bellísimo paisaje otoñal
Un ingenuo y bellísimo paisaje otoñal
DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
03/11/2015
¡Vaya si
deseaba ser santa en mis años jóvenes! ¡Como para no desearlo! Hay que ser
santo --repetía la monjita de mi colegio- para no perdernos camino del cielo. Y
por mi cabeza tal cruce de caminos que se me antojaba un laberinto para mi poca
inteligencia espacial. En definitiva que el tema de la santidad andaba siempre
de la mano de mis incipientes fervores. Y, bueno, para ello, pura hasta las
trancas. Nada, pero que nada de "cosas feas" o sea, nada que tuviera
ni tan siquiera que rozar la sexualidad. Todito blanco como la nieve.
Oraciones, sacrificios, misas, comuniones y un interminable etcétera que me
mantenía en continuo trance de fervor celestial.
Pero he aquí
que hace, ¡muchos años! caí en la cuenta de que, para ser honesta, sincera
conmigo misma, para no perderme, cuando la palmara, camino del cielo, tenía que
romper con aquella arcaica idea de santidad, porque mi actitud ante ella había
experimentado tal giro que para nada mi fe, mis costumbres de entonces, se
ajustaban a mis deberes, a mi fe, a mi Evangelio de hoy.
Lejos de
aquellos absurdos, mi búsqueda de santidad se encamina por los soleados
paisajes de lo único que vale la pena en este mundo: el amor, amor que se
dilata y llega a todos reivindicativo, tolerante, justo, solidario...
Pasó un año
más el día de Todos los Santos y para mí, en el camino del cielo y de la
santidad, hay etiquetas que me guían en la seguridad de no perderme:
refugiados, emigrantes, pateras, niños que mueren ahogados, niños y ancianos
que carecen de lo básico.
¡Qué
tremendo drama al que nos estamos acostumbrando como si de una película de
ciencia ficción se tratara! Siempre se debe preferir el bien general al
particular. Nuestro beneficio particular no debe tomarse en cuenta cuando se
trata del bien común y si bien es verdad que ese bien común es privativo de los
gobiernos, pienso yo que algo podremos hacer y no quedarnos con aquello de ¡qué
lástima! Y punto. Santidad y solidaridad son, desde mi punto de vista, palabras
sinónimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario