Había luna llena en el jardín. Silencio y paz. La espírea, feroz y
salvaje, se doblaba en generosa
floración. Delicias de un paseo que se eternizaba en la calma fresca de
aquel lugar donde los más puros
sentimientos reclamaban sus derechos. Mi alma, volcán de
sentires en huracán de ferviente adolescencia, se fusionaba a placer con
vencedores y vencidos. Oía la voz del
débil clamando ayuda al poderoso; oía la
voz del poderoso en un tañer de muerte a primeras horas de la mañana; oía el trinar de un jilguero y me decía: ¡qué belleza!
En el jardín
respiraba un no sé qué cósmico que me
transmutaba en olas juguetonas de
radiante felicidad. En el jardín me bullían, en constante vaivén, los más puros sentimientos. Instantes que
me laceraban el alma en torrentes de
voces que la luna redonda acallaba, y resbalaban, y revoloteaban en sombras de
nostalgias infinitas, impregnadas del aroma
generoso del azahar y el romero.
Y eran
pájaros que no cesaban en el temblor de
las horas, y eran trenes que se deslizaban en el trepidar de las vías, y
eran estrellas, puntos de luz en el
negro crespón que empezaba a ser la tarde, y eran palabras del amigo que, en
surtidor de sueños, matizaban de ternura el sabor de las ilusiones futuras
Y el jardín
era como un paréntesis de felicidad en el agridulce de la visa que se crecía y se silenciaba, mientras la
noche negra caminaba en nubes de metal cobrizo, visión ancestral de la ciudad
en estresados anhelos. La felicidad está
en el atardecer otoñal o primaveral -¡qué más da!- de un jardín
cualquiera, respirando el vaho mágico de una hora que sólo habla de un de un creador que asoma con blanca luz, que
marcha e irradia latidos, ecos de todos los siglos, tálamo divino donde
reposan los sueños.
Y de mis
ojos, caen lágrimas al jardín de ahora que, de ternura, seducen al viento, que
se agita en lánguidos parpadeos y, vuela que vuela, allá va con mis recuerdos,
camino de la luna llena que enamorada espera. Y yo me quedo aquí, con esta
hora que es mi presente, y noto que un
algo cósmico me arrebata a regiones que el mundo no ve porque sus ojos, cegados
de mentiras, sólo son visión de sueños fatuos. Casi frío, ya. Viernes. "Luna lunera
cascabelera.."
2 comentarios:
Precioso sentir del corazón. Un abrazo.
Otro abrazar ati,amiga, qu llevaba tiempo sin leerte y estaba algo preocupada. Gracias. besos.
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