El título de maestro, se obtiene
en la Escuela de Magisterio, a ser maestro se aprende en el día a día de las
aulas. Y allí, tras muchos errores, fue
donde comencé a ser maestra sin que haya
terminado el aprendizaje. De mi experiencia os traigo algunas ideas de qué
cosas debemos evitar y qué cosas propiciar. Y no solo son válidas para maestros. En nuestra diaria convivencia con familiares y amigos, debemos seguir comportamientos similares. Y es por eso que lo comparto en este blog.
Pequeñas flores, pequeñas cosas a las que que podemos
dar luz y color.
- No dejemos
que los alumnos se vayan ni un solo día sin que hayamos pronunciado su
nombre, dedicado unas palabras, sin mirarle a los ojos…
- Sería un error imperdonable
desmentir a un alumno, aún sabiendo que miente, en público. Solo conseguiríamos
humillarlo; jamás enseñarle.,
- Siempre debemos tener lista una “cartera” rebosante
de ilusiones que transmitir a los alumnos.
- No debemos ir a clase con el
propósito prioritario de enseñar. A flor de piel, el conocer, amar y hacer
felices a tus alumnos.
- No olvidemos que los alumnos no son cera para
moldear, sino el futuro que está en nuestras manos para hacerlo crecer en
libertad, autoestima, creatividad…
- No pongamos fin a las tareas educativa al finalizar el
horario escolar. Muy al contrario, los alumnos, sus problemas, sus vidas… deben
acompañarnos a lo largo y ancho de los días, porque deben formar parte de nosotros,
desde el mismo instante que entren por las puertas del aula.
- No impongamos justicia sin escuchar. Sería manipulación pura
y dura.
- No
permitamos que un alumno se aleje de nuestro
lado triste, humillado, decepcionado.
- Nunca mintamos a los alumnos. Recordemos que no somos sabios sino seres
humanos con grandes limitaciones. La verdad no humilla sino que
engrandece.
- No intentemos ser copiado por los alumnos. Procuremos, por el contrario,
fomentar su individualidad. Su futuro no puede ser fotocopia de nuestras, tal
vez obsoletas, creencias.
- No midamos a
los alumnos con la misma vara; no son series; cada uno de ellos es único e
irrepetible.
- Hablemos no para ser escuchado; hablemos siempre
para ser comprendidos.
- No debemos emprender
una tarea sin haberla motivado con anterioridad. Sería como emprender un camino a oscuras.
- Un día en el aula nunca debe ser igual a otro.
La creatividad debe ser el arma que los haga únicos y especiales.
- Nos debemos convencer de algo importante: no fracasanlos alumnos,
fracasamos los maestros.
- Demos siempre, propiciemos siempre la oportunidad de que los alumnos
rectifiquen, evitando desenmascararlos. Si no hay excusa, debemos inventarla.
- No esperemos que los alumnos vayan a nosotros, somos nosotros los que debemos ir
a los alumnos.
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