Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

12 ene 2015

Carta a una amiga deprimida

No te asustes, amiga. Tan solo es una pasajera tormenta. Asómate a la ventana

 y contémplala; también tiene belleza. Verás que pronto sale el sol.


 DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
 13/1/ 2015 
 Entre aquel que en un combate derrota a un millón de hombres y el que vence uno sólo, a sí mismo, este es el que logra mayor victoria. ¿Que te parece, amiga que confiabas en mí y me contabas tu gran depresión? 
Sentirse deprimido es una reacción natural al estrés, los cambios, a los golpes de la vida. El síntoma más grave, la enorme impotencia que el deprimido siente. La función humana es obrar y querer, porque los músculos gobiernan la acción, y el sistema nervioso provoca automáticamente el acto volitivo. Pero hace falta que ambos estén en buen estado, ya que de lo contrario se produce el desequilibrio, la enfermedad. 
Lo profesionales, los medicamentos, la  familia pueden constituir una gran ayuda pero salir de una depresión es, ante todo, un titánico esfuerzo personal que debe empezar por tomar conciencia de si mimo, esfuerzo que, por otra parte exige un mínimo de capacidad de análisis, algo que se obnubila totalmente, de forma que los primeros pasos habrá que darlos de manos de la medicina. 
No obstante creo por experiencia que, en más ocasiones de las que pensamos, no está la solución en los medicamentos sino en buscar por nuestros propios medios dónde y cómo se malcolocaron los prismas que deforman nuestra realidad y cuáles las causas que los desenfocaron. Hay que cerrar las puertas a los primeros síntomas, hay que cambiar el “no puedo” por el “sí puedo”, hay que tratar de ser conscientes de que sufrimos un mal pasajero, y dar, como mínimo, un paso, tan sólo un paso que puede dar lugar a una suma indefinida de ellos que nos devolverán el sentido y  la alegría del vivir, aprendiendo a manejar el complicado arte de controlar nuestras emociones. 
Mírate al espejo, amiga, desencaja el rostro, sonríe, sal a la calle, respira hondo, mira al cielo, oye a la gente, huele las flores, descubre soledades, lágrimas, sonrisas…  ¡Si hay luz! ¡Vive!     


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