Un paréntesis hoy porque considero de gran interés un tema ya muy tratado pero no por eso deja de ser actualidad en la convivencia y comunicación entre "niños" -demasiado niños- y jóvenes.
OPINIÓN / DIARIO CÓRDOBA
ISABEL AGÜERA
De siempre se ha dicho que los hijos al nacer traen un pan debajo del
brazo, pero hoy, cuando en la puerta de una cafetería he visto a cuatro niños,
de no más de ocho años, sentados en el escalón y embelesados con sus
respectivos móviles, he concluido que lo que traen los niños hoy, y no debajo
del brazo sino entre las manos, es un móvil.
Para nada me considero retrógrada, pero he sentido pena
al ver a niños tan pequeños ausentes del entorno y sin el menor atisbo de
movimiento y juego. Muchas veces he explicado el juego simbólico de Piaget por
el cual el niño, y mediante el juego, va asimilando la realidad de los mayores
e incorporándola de forma que la pueda dominar, revivir, asumir etc. ¿Quiénes
de los mayores no hemos jugado a los médicos, a las casitas, a las tiendas, por
ejemplo? Este tipo de juegos era muy importante, debido a que el lenguaje
estaba muy presente en ellos, así como la capacidad imaginativa y creativa. El
vivir de hoy tan ausente está contribuyendo a un estancamiento de facultades,
sobre todo de la memoria. Me decía un joven no hace mucho cómo estaba
preocupado por la pérdida de memoria que sufría. Y no es extraño que así sea.
La memoria es una facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerdan
las cosas, pero funciona como una grabadora. Es decir, por mucho que veamos,
oigamos o leamos, si no le damos al clic de grabar, lo que equivale a
interiorizar, nada nos queda.
La imitación de la realidad, mediante el juego se fue al
garete. No hay círculo mágico para los niños: los móviles lo han reventado sin
piedad y las consecuencias no se harán esperar: perdida de memoria, de visión,
capacidad de atención, concentración, fotofobia, columna, etc. Si los mayores
apagáramos los móviles, y puesto que
juegan a imitarnos, nuestros niños nos copiarían, aunque, eso sí, nos
darían más ruido, pero serían, jóvenes,
adultos, más sanos física y mentalmente.
Insufrible, angustioso e indignante es asistir al
espectáculo de adultos que les da igual
estar con amigos, en una Conferencia o en el cine: móviles en mano se aíslan y
punto. Stop a los móviles, por favor.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, cuando los padres se den cuenta quizás sea demasiado tarde. Un abrazo
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