Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

16 sept 2014

STOP, MÓVILES


Un paréntesis hoy porque considero  de gran interés un tema  ya muy tratado pero no por eso deja de ser actualidad en la convivencia y comunicación entre "niños" -demasiado niños- y jóvenes.

OPINIÓN / DIARIO CÓRDOBA
ISABEL AGÜERA

 De siempre se ha dicho que los hijos al nacer traen un pan debajo del brazo, pero hoy, cuando en la puerta de una cafetería he visto a cuatro niños, de no más de ocho años, sentados en el escalón y embelesados con sus respectivos móviles, he concluido que lo que traen los niños hoy, y no debajo del brazo sino entre las manos, es un móvil.
Para nada me considero retrógrada, pero he sentido pena al ver a niños tan pequeños ausentes del entorno y sin el menor atisbo de movimiento y juego. Muchas veces he explicado el juego simbólico de Piaget por el cual el niño, y mediante el juego, va asimilando la realidad de los mayores e incorporándola de forma que la pueda dominar, revivir, asumir etc. ¿Quiénes de los mayores no hemos jugado a los médicos, a las casitas, a las tiendas, por ejemplo? Este tipo de juegos era muy importante, debido a que el lenguaje estaba muy presente en ellos, así como la capacidad imaginativa y creativa. El vivir de hoy tan ausente está contribuyendo a un estancamiento de facultades, sobre todo de la memoria. Me decía un joven no hace mucho cómo estaba preocupado por la pérdida de memoria que sufría. Y no es extraño que así sea. La memoria es una facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerdan las cosas, pero funciona como una grabadora. Es decir, por mucho que veamos, oigamos o leamos, si no le damos al clic de grabar, lo que equivale a interiorizar, nada nos queda. 
La imitación de la realidad, mediante el juego se fue al garete. No hay círculo mágico para los niños: los móviles lo han reventado sin piedad y las consecuencias no se harán esperar: perdida de memoria, de visión, capacidad de atención, concentración, fotofobia, columna, etc. Si los mayores apagáramos los móviles, y puesto que  juegan a imitarnos, nuestros niños nos copiarían, aunque, eso sí, nos darían más ruido, pero  serían, jóvenes, adultos, más sanos física y mentalmente.
Insufrible, angustioso e indignante es asistir al espectáculo de adultos que  les da igual estar con amigos, en una Conferencia o en el cine: móviles en mano se aíslan y punto. Stop a los móviles, por favor.

1 comentario:

Katiuska dijo...

Totalmente de acuerdo, cuando los padres se den cuenta quizás sea demasiado tarde. Un abrazo