Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

14 sept 2017

Mago del espejo: monólogo

  
Oye, espejito maravilloso, ¿qué tienes que decir de mí? Es que tú también me vas a guiar los pasos? ¡Lo que faltaba! ¿Qué me ves años?  ¿Qué no me ves arrugas?  ¿Y qué? ¿Qué ya tengo una edad? Bueno,  ¿te has fijado en mis hombros tersos, blancos, suaves? ¿Te has detenido, acaso, en mis senos coquetos de niña adolescente?   ¿Has reparado en mi erguido cuello, soporte de cálido abrazo? No le tengo miedo a los años, mago del espejo, no le tengo miedo a nada. ¿Recuerdas cuando  ante ti  me miraba de reojo y con tanto recato que ni yo misma me veía? Eso sí, eso era miedo al pecado, al infierno, miedo a perder mi blanca azucena... No, no seas tan listo; no la he perdido, porque no hay demonios que me tapen los ojos para mirar mi cuerpo, no hay infiernos para reconocer belleza y juventud... ¿Sabes quienes queman  y negrean azucenas? Los taladores, sí, que cortan libertades  que ciegos de envidia maltratan, hieren..., que cobran por no verte, que solo buscan pódium dónde auparse....  Tú, mago del espejo, dejaste de ser maravilloso, hace años,  para tornarte almanaque, tan absurdo, tan necio, tan maldito envidioso como todos los que se izan de bandera para llamarnos viejos a los demás. ¡Qué infeliz, mago sin magia alguna! ¿Es que no te das cuenta de que tú soy yo? No tienes más autoridad para recordarme años que la que yo quiera otorgarte. Y no, más que te pese, más que me recuerdes  la tarjetita de identidad, no eres mi juez, ni tú ni nadie.  Mi juez soy yo,  y tú, ¡a cerrar la boca y asentir! ¡Que no, que no te tengo miedo!

Al lado de mi cabaña tengo una huerta yb unmadroñal
Hoy me levanté entonando una vieja canción: Al lado de mi cabaña tengo una huerta y un   madroñal, con mi cabaña y mi huerta qué quiero más. Pues, yo, nada. Tan solo eso me haría feliz.


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