Durante años, busqué y creí encontrar ayuda, en
confesores, médicos, psicólogos, etc.
Y si bien es verdad que no estoy cerrada a ningún
tipo de ayuda que me pueda ser dada y que de ninguna manera desprecio, mi
convencimiento más absoluto, el resultado de mis múltiples incursiones en la
maratón de las ayudas no es otro que la certeza de que, cada uno de nosotros,
si se lo propone, puede ser su mejor amigo, médico, libro, mejor psicólogo.
Porque, a veces, puede que busquemos una mano y sólo
encontremos una fría y dura espalda. Aunque me duela reconocerlo y confesarlo,
la muerte de mi marido fue el primer paso positivo en mi crecimiento personal:
me sentí sin manos a las que agarrarme y haciendo grandes equilibrios, comencé
a dar pasos en soledad.
De ahí también una buena conclusión: cualquier
acontecimiento, por doloroso, desgarrador que pueda resultar, puede tener su
cara positiva. Basta que miremos con lupa en nuestro interior. Allí flamea una
débil llama que bien puede extinguirse o transformarse en antorcha permanente
en nuestras vidas.
Os deseo de corazón que avivéis hasta el más mínimo rescoldo que os pueda quedar y que es seguro que os queda,
Os deseo de corazón que avivéis hasta el más mínimo rescoldo que os pueda quedar y que es seguro que os queda,
El hombre cultiva mil rosas y no encuentra en ellas lo
que busca, y lo podría encontrar en una sola rosa.
Saint-Exupery
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