Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

23 dic 2012

Jesús nace el 2012



EL SOL SALE Y SE PONE CADA DÍA SIN ETIQUETAS.
  CALIENTA, ALUMBRA Y DA VIDA A TODOS POR IGUAL

Aconteció en estos días. Se promulgó una ley de extranjería por la que los sin papeles tendrían un plazo entre siete y treinta días para retornar voluntariamente a su país de origen. Un matrimonio de extranjeros, José y María, con la mujer en avanzado estado de gestación, llegados en patera, hacía unos días y que buscaban trabajo en España, caminaban sin rumbo en la noche.
Encontraron refugio en una chabola abandonada a las afueras de una gran ciudad. Sucedió que el segundo día de pernotar en aquel lugar una grúa municipal los desahució, dejándolos a la intemperie en noche muy fría de un veinticuatro de diciembre del año dos mil doce.
Abrazados, retomaron el camino en medio de la noche, cuando se vieron obligados a detener y buscar nuevo refugio ya que la mujer presentaba síntomas de eminente alumbramiento. El hombre llamado José, divisó a lo lejos los arcos de un centenario puentecillo. Allí, María –dijo-, allí podrá nacer nuestro hijo.
Y el niño nació y la mujer lo recubrió con su propia ropa y lo recostó en un cálido montón de pacto, junto al fuego preparado por José.
Aquella noche, trabajadores de una fábrica cercana, al cambiar de turno en la madrugada, los encontraron y compadecidos le ofrecieron lo poco que llevaban: se despojaron de algunas de sus ropas, les dieron algo de comida y prometieron dar cuenta a los Servicios Sociales para que les ayudasen.
Así, al día siguiente, se personaron, tres mujeres provistas de todo lo necesario para atender al niño y darles cobijo durante el tiempo preciso para que retomaran camino a su país.
La gente de aquella ciudad, enterados del acontecimiento, gritaban. ¡Fuera, fuera, que se vayan a su pais!

Hasta aquí el relato de cómo podía haber sido aquel acontecimiento, hoy día. La patria no es propiedad heredada sino cielo, dicha y dolor de todos. Solidaridad, responsabilidad, empatía, etc. mejor que caridad. La caridad es humillante porque se ejerce desde arriba; la solidaridad, responsabilidad… es horizontal e implica, total compromiso, respeto mutuo, ayuda y colaboración sin importar el color, la condición, ni el sexo. 
Todas las razones, las respeto, las quiero comprender, pero algo me dice que si el derecho a ser persona, ser humano, es cuestión de papeles, yo no quiero tampoco tenerlos: prefiero ser peregrina en busca de un mundo, que tal vez no exista, donde negros, blancos,  amarillos...  compartamos el maná  que  hoy llueve sólo para unos pocos afortunados por haber nacido en un aquí y en un ahora
Ése, y no otro, entiendo yo, es el espíritu de la Navidad. Porque tuve hambre y me diste de comer… Sí, son las palabras del Jesús, de la Navidad que celebramos.

 

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