CONTRAPORTADA DIARIO CÓRDOBA
A muchos se les ve llevando a los nietos al colegio, recogiéndolos o jugando con ellos en el parque. Realizan el trabajo que no pueden hacer los padres, multiocupados en salir de la crisis. Unos lo llevan con alegría, otros con más paciencia que alegría y algunos simplemente lo llevan.
Cuidar de los nietos se ha convertido, posiblemente, en la mayor ocupación de los abuelos tras su merecida vejez. Pero, ¿hasta dónde debe llevar este cuidado? ¿Estamos abusando de los mayores? ¿Cuánto tiempo necesitan para ellos? A estas y otras muchas preguntas responde la escritora cordobesa Isabel Agüera --maestra de toda la vida, ya jubilada y con ocho nietos-- en su nuevo libro, Guía práctica para abuelos con nietos. Estrategias para que los abuelos hagan de la convivencia con sus nietos una experiencia divertida, pedagógica y enriquecedora, publicado por la editorial Toromítico y presentado anoche en la Taberna Patios de la Aljama por el editor Javier Ortega.
¿Y cómo deben comportarse los abuelos con los nietos? Esta es sin duda la pregunta del millón. Y esta la respuesta de Isabel Agüera: "Como mejor puedan, desde luego. Tratando de dilatarse pero no derretirse, es decir, que no consientan que hagan cosas que los padres tienen prohibidas y que les impongan una disciplina en cuanto a actividades que hacer dentro del hogar cuando están con ellos. Aunque sean muy pequeños pueden ayudar a regar una maceta, a doblar ropa, a limpiar cristales, aunque no lo hagan bien, pero que los niños no se pasen el día delante de la televisión o jugando con sus maquinitas". Luego queda claro que la responsabilidad de la educación es de los padres.
"El papel de los padres es el de ser responsables únicos de la educación de sus hijos, aunque los demás les ayuden. Ellos tienen que hacer que sean unos niños responsables que sepan valorar la autoridad de los mayores, conocer sus límites y no dejarlos que hagan lo que quieran porque no los molesten".
Isabel Agüera cree que, en general, sí se abusa de los abuelos, que han pasado de ser una mera ayuda "a ser unos auténticos canguros que ni por edad ni por salud ni por situación pueden atender a los niños debidamente", aunque reconoce que "hay abuelos que voluntariamente reciben bien a los nietos porque no tienen otras aspiraciones ni oportunidades". Cree que, aunque el problema se ha agravado con la crisis, la nueva situación es consecuencia de "la incorporación de la mujer al mundo laboral". "Las exigencias de una sociedad competitiva, donde todos vamos a tener lo mejor y lo más bueno, hacen que el padre y la madre tengan que trabajar toda la vida", explica, por lo que la nueva situación se puede prolongar sine die .
Pide para los abuelos la mañana o la tarde para que puedan acudir a hacer ejercicio, manualidades o relacionarse en los centros cívicos y a ellos les aconseja que cuando tengan que decir que no, que lo digan. Ella, cuando sus hijos la llaman, acude rápido, porque sabe que sólo la llaman cuando tienen una verdadera y urgente necesidad y le permiten desarrollar su vida, pero antes ha debido dejar las cosas claras. Tomen nota.
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