Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

1 oct 2019

En el día de las personas mayores

 ELSEÑOR DEL JARDÍN
Él, con sus pies torpes, sus infinitos achaques, sus noventa años, sus ojos pequeñitos, ensombrecidos por impenetrables cataratas, era, porque a mí así me lo parecía, el Señor del Jardín.
Aristócrata de gestos, de palabras borradas  por un evidente párkinson, colgado de una descomunal pipa, a todas horas y por cualquier atajo del jardín, aparecía.   
Mi nada, destinataria de sus torpes reverencias, lo saludaba, mitigando así la fatiga de sus  ojos turbios, donde siempre rutilaba una lágrima, y con los míos pegados a los suyos como  único horizonte de la hora, lo escuchaba.
Sí, entre temblores, trataba de contarme, sin cesar de limpiarse una lágrima,  su honorable pasado; su realidad presente,
Un día, el Señor del Jardín, se fue para siempre. Alguien que paseaba me miró y exclamó: ya entregó la cuchara.
Era otoño. Los trenes, en trepidante zig-zag cruzaban irreverentes el silencio del jardín.   Un niño paseaba en bicicleta por el albero. El señor del jardín se fue y mis paseos se tornaron hojas secas bajo mis pies, revoleteo de papeles, despedida de pájaros emigrantes y un vacío que me calaba el alma.
En el majestuoso tronco de una palmera escribí su nombre: Mariano.
Y en mi alma, una vez más: ¡hasta mañana, amigo! Espérame.



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