Hoy, amigos, os escribo un artículo de educación, porque lo creo de interés para todos. Sí, todos tenemos que esforzarnos por lograr la felicidad de nuestros niños, ante todo y sobre todo.
La creatividad -dice
Einstein, y yo también lo digo- es la inteligencia divirtiéndose, Y no se trata
d ehacer cosas distintas sino de hacerlas de otra manera.
DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
Dicen, mi niño, que eres
listo, pero que estudias poco, que atiendes menos, que suspendes exámenes, que
juegas en clase, que hablas, te ríes, que no te concentras, que reniegas de las
tareas, que te cansas rápido de estudiar, que eres hiperactivo, que no sueltas
el móvil, que eres desordenado, que eres desobediente...
Dicen que es tiempo de ir a
clase de música, baile, deportes, inglés, etcétera. Dicen que es tiempo de
catequesis, tiempo de confesiones y comuniones, tiempo de madrugar, tiempo de
correr que llegas tarde, tiempo de ser el mejor...
Dicen que no sabes la tablas,
los verbos, los ríos, los límites de España...
¡Qué pena me das, mi niño!
¿Alguien te habló alguna vez de la felicidad? ¿Alguien alguna vez se interesó
por conocer tus gustos, intereses, aficiones...? ¿Alguien alguna vez se
preocupó de enseñarte a pensar, a opinar, a escuchar, a mirar y ver el mundo
más allá de ese círculo de obligaciones y responsabilidades que tanto pesan
sobre tus débiles espaldas e incluso sobre las mías?
¿Alguien, alguna vez, te
habló de libertad, solidaridad, amor...?
Tú, mi niño, tal y como yo te
veo, eres un micro universo, cuajado de estrellas que los mayores vamos
apagando en la torpe creencia de que las van encendiendo.
Tú, mi niño, eres
como una pequeña planta que hay que regar, abonar, podar, limpiar de las malas
hierbas, cuidar cada día y proteger de las intemperies y con paciencia esperar
el fruto.
¡Qué fracaso el de la
Administración que hace de ti un montón de estadísticas, de exigencias en
papeles! ¡Qué fracaso el de padres y mayores que, olvidados de tus pocos años,
contribuimos a ellos en lugar de revelamos y luchar por tachar de tu vida las
palabras que tan mal te definen! Mi niño precioso. ¡Qué antorcha de luz y
esperanza veo en la transparente inocencia de tus lindos ojos!
Esta maestra que tanto
trabajó, y tanto lucho por hacer de ti un futuro creativo, ilusionante,
preparado, capacitado para la improvisación y adaptación a nuestros tiempos y a
nuestro mundo, te dice, hoy: no te recluyas en las posibilidades de
un móvil o un ordenador, vive, mi niño, sueña, sé feliz y no permitas nunca que
las manos de malos alfareros te modelen a su gusto.
No lo veré, pero llegará un
día que emergerá la luz del juicio sensato que devuelva a los niños su condición
de niños y sean ellos los verdaderos y auténticos protagonistas de la educación
y no papeles y exigencias de todos que, por exceso o por defecto, se olvidan de
que eres un niño,
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