Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

18 sept 2015

Preludio de otoño


A medida que se disipa la niebla, crece el día. Y mis ojos se reencuentran con el árbol al pie de la ladera,  con el camino de ayer, con la memoria perdida de cosas que fueron el presente feliz de mi infancia: crujir de viejos tejados, goteras en palanganas y cubos, humo blanco, humo negro a borbotones en fríos amaneceres de ancestrales chimeneas.
Gatos, palomos, voces, patios, sillas de anea en el atardecer del jardín...
Y papá, y mamá, y mis seis hermano, y yo...
Índice del pasado que, si bien  me remite a la salvación, mi presente, este hoy de casi otoñal en mañana de niebla densa, luz, aliento, rayo que me sostiene en surcos donde todavía es posible la sementera de un gesto, de una palabra, de una semilla...
No, no hay fecha de caducidad. Hay, cada cosa una vez; sólo una vez.
No podemos exiliarnos, porque, mientras en nuestra frente notemos el aliento de Dios, la vida sigue.
Sacudíos, amigos, la niebla, y un sol poderoso diluviará sobre nuestros áridos sueños.
Sí, así lo creo, anclada en la plácida orilla de un mar que, dejando atrás las tempestades, sólo levanta brisas y entona himnos a la belleza oculta de las cosas en esta hora de quietud, en esta hora de visajes e interrogantes,
de profundas reflexiones, de contrastes... En esta hora de vida y muerte.


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