4. Cierto día, y por sugerencia mía, los alumnos/as se dibujaban a sí mismos.
Un pequeño se dibujó rodeado por un círculo.
-¿Qué significa esto? -le pregunté- ¿Para qué el círculo?
-Eso no es un círculo. ¿No ves que es una corona? -me contestó.
Otro se dibujó en lo alto de un podium:
¿No ves que soy un campeón? - exclamó.
-Una pequeña se dibujó con una muñeca entre los brazos.
-Es que soy una mamá -me explicó.
5. Me preguntaba una niña:
-Maestra, si el pez grande se come al pez chico, el último de la fila, ¿a quién se come?
Por unos instantes, dudé en la contestación. Después, improvisé:
Pues, los chicos se comerán unos a otros y...
Antes de que terminara mi improvisada “lección”, ella exclamó:
¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes?
6. Al tomar posesión de mi primera escuela, en una aldea de la campiña cordobesa, las niñas me esperaban con impaciencia. Al verme llegar se apresuraron:
-Maestra, la Elena es la mala, y la otra maestra la tenía apuntada en la lista del cuaderno, y su sitio es el rincón, y su padre le pega porque no quiere venir a la escuela.
-¿Y por qué eres tan “mala”? - le pregunté.
Encogiéndose de hombros, la pequeña contestó:
-Una servidora no lo sabe. A lo mejor es porque estoy apuntada en la lista.
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