Los años nos pueden transformar en potente voz que pueda hacer retumbar al firmamento, pero siempre que a lo largo de nuestro caminar hayamos sabido cómo acallar palabras inútiles, palabras que sólo eran voz para agredir
El tiempo no es una escoba que lo barra todo. El tiempo no son hojas del almanaque, ni fechas, ni tan siquiera días y menos aún años El tiempo son los acontecimientos que nos marcan, que nos duelen, que nos cambian que nos van comiendo la vida como las olas muerden y se tragan las rocas, Por eso no le tengamos miedo a los cumpleaños. No son nada porque el tiempo es un invento para explicar la caída de las hojas, la salida y puesta del sol, los cambios, sí; sólo eso.
No obstante, considerando el tiempo como días, reflexionemos y entendamos que cada uno de los que se pierde en las distracciones que ofrece el camino, es irrecuperable. Basta, si ello es referencia válida, mirar las hojas del almanaque. Jamás se pasan hacia atrás; siempre hacia delante porque el retorno es un evidente imposible. Basta recordar el día de ayer para caer en la cuenta de que ya es una vieja historia escrita, bien en nuestro haber, bien en nuestro saldo.
Dios dijo: Creced y multiplicaos. No especificó años; tampoco “producto”. Porque la edad del hombre es la edad de su existencia, y su multiplicación, ante todo, son sus obras que se deben esparcir como el polen con el viento, fecundando así a cuántos, ávidos de ellas, se sienten impregnados por su perfume.
Nada se viene, nada se va por la gracia de unos años, de unas circunstancias... Cada día perdemos algo; cada día recibimos mucho. Cada instante ponemos fin a un pensamiento; cada instante nos brotan ilusiones nuevas.
El futuro es dirección, camino hacia delante sin que por eso tengamos que reducir el pasado a total amnesia. Puede que en ese pasado encontremos, a veces, la brújula que nos ayude a reencontrar el camino perdido o cubierto de espesa niebla.
Todos somos hombres que envejecemos y que estamos de paso en una época de la vida. Siempre hay jóvenes y viejos de todas las edades. ¿Qué significa decir los jóvenes de ahora? ¿De cuándo? ¿De hoy? Mañana ya otros tendrán la misma edad que ellos tenían ayer" El tiempo es sólo un fantasma tonto que pretende asustarnos con su bulla de los años.
Dormía y soñé que la vida era bella; desperté y advertí que la vida es deber". Y en este deber estamos, cuando los años nos sorprenden cada vez con más premura. ¡Nada, que en un abrir y cerrar de ojos todo cambia, todo se mueve, todo se va sucediendo con una velocidad de vértigo!
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