Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

2 jul 2016

Una muerte anunciada



Yo no lo sabía, pero, sí, estaba muerto. Y no me conformo con decir, ¡qué pena!, y olvidar mañana cuando me cruce con otro en una calle cualquiera o en la puerta de mi casa. Siempre hay un paso más que la lamentación.


Ocho de la tarde. Como cada día, mi obligado caminar por  el jardín.  Tarde ya otoñal. Los paseos, pasto húmedo, con olor a tierra de otras histo­rias casi perdidas en el tiempo. Los frondosos arces, las majestuosas palmeras, los aromáticos pinos, los sobrios cipreses, todo un entramado de tonalidades verdes por cuyos serenos relentes se desvanecen los últimos rayos de sol.
Hay música en el jardín, y chavales que entrenan deportes, y mujeres que caminan, y ancianos que conversan, y parejas entrelazadas en jugueteos amorosos, y pe­queños merodeando  las fuentes y un sutil olor a verde que se esparce como  espléndida bendición, y a mí se me torna tan deliciosa esta hora que quisiera eclipsarla en reflexiones infinitas, mitad nostalgias, mitad ecos de muchos  sueños olvidados. 
Trenes que en fogonazo de velocidad, surcan los verdes opacos ya aledaños del lugar, papeles que vuelan, hojas que caen, afluencia que se dispersa y yo que me resisto al sosegado vómito crepuscular como si me aferrara al resquicio de día que se me escapa y suma y suma sin cesar arrancando hojas del almanaque de mi existencia. ¡No son, horas, señora! ¡Pasan cosas! –exclama una anciana voz. Sí, tengo que regresar. Las farolas, no sé por qué extraña razón, no se han encendido, y el jardín se ha tornado silencios, sombras, bultos, miedos que escamoteo en una casi carrerilla que me regresa al tráfico, al asfalto... Pero al pasar por  el recoveco de una vereda, los fuertes ladridos de un perro me soliviantaron  Me volví hacia él. Allí, en un denso y negro follaje, acurrucado debajo, casi perdido, pude imaginar, más que ver, el cuerpo  inmóvil de un hombre de color.
 Mucho miedo, sí; también una ligera responsabilidad. No obstante las palabras de la voz me perseguían, repitiendo: ¡Que pasan cosas! Me alejé unos pasos. Los ladridos vociferantes de aquel perro se me antojaban un reproche, una llamada… ¡Qué sé yo! Y regresé con precaución, con el móvil en la mano, con el bolso escondido… Le sucede algo. ¿Por qué no se va? Empieza a refrescar… -medio susurré-. Pero aquel bulto de color ni tan siquiera levantó la cabeza, apoyada en las rodillas. ¡Ni una palabra, ni un leve movimiento! Sombras, todo sombras en el jardín y de nuevo la voz anciana en la lejanía: ¡No se meta en líos, señora! ¡Son delincuentes, chorizos, drogadictos…!
Temblando por no sé cuántas razones abandoné, al fin, con unas absurdas  palabras: ¡Vaya si te guarda bien tu  perro! Los efluvios de una ramita de romero me duermen, acabado el día.. Amanece lloviendo.  ¡Qué hermosa mañana!  -exclamó- Y trato de explicarme que la realidad de lo coti­diano, es el mejor regalo que se nos puede dar. En la cafetería del barrio, casi colindante con el jardín, una noticia. "Ha amane­cido muerto un chaval de veinticinco años por una sobre dosis. En el jardín, al lado de su perro”.

Un dolor lacerante me desgarra el alma. La angustia y el espanto se acentúan, cuando alguien comenta: “Todos los drogatas  deberían estar muertos”. Sólo han pasado unos meses. Posiblemente este suceso no sea noticia para nadie. No obstante yo no puedo pasarlo de largo, como pasé por él, sin acusarme y acusar a toda la sociedad de ésta y otras muchas muertes que no fueron tales el día que se produjeron, sino que lo fueron ya desde el mismo instante que a esos chavales, sin familia, sin trabajo, sin motivación, sin más casa que la calle, no se les tendió una mano para evitar, para prevenir el desastre final.

1 comentario:

Gustavo dijo...

Si. Lamentablemente el mundo anda mal. Yo ultimamente me lo he preguntado. El planeta tierra esta gobernado por humanos. Gente de carne, hueso y piel. Sea un bancario en Estados Unidos o un campesino en Nigeria. Porque a veces pareceria que nos olvidamos que el mundo esta gobernado por humanos. Pareceria que lo gobernaran maquinas, robots. Porque si los que vivimos en la Tierra somos seres de carne y hueso debemos luchar por el bienestar de cada uno. No pelearnos entre nosotros mediante credos, clases sociales, ideologias, nacionalismos que solo sirven para dividirnos y encerrarnos aun mas. Lo ideal es generar condiciones dignas de trabajo, vivienda, salud, desarrollo en los paises mas pobres de Africa, Asia, America Central. Para que cada uno pueda hacer su vida normal en los lugares donde nace sin verse forzado a huir. Y darle trabajo a la gente joven de los paises centrales. Para que tengan algo que hacer, luchar y no tengan que recurrir a actividades fuera de la ley, delinquir, atentar con sus vidas, etc. Porque a veces suena ridiculo. El mundo es gobernado por humanos. No por extraterrestres. Gente igual a nosotros. Si son humanos deberian mejorar la vida de toda la humanidad. No complicarles la vida. Idioteces que a veces se me da por pensar jja