Yo
no lo sabía, pero, sí, estaba muerto. Y no me conformo con decir, ¡qué pena!, y
olvidar mañana cuando me cruce con otro en una calle cualquiera o en la puerta
de mi casa. Siempre hay un paso más que la lamentación.
Ocho de la tarde. Como
cada día, mi obligado caminar por el
jardín. Tarde ya otoñal. Los paseos,
pasto húmedo, con olor a tierra de otras historias casi perdidas en el tiempo.
Los frondosos arces, las majestuosas palmeras, los aromáticos pinos, los sobrios
cipreses, todo un entramado de tonalidades verdes por cuyos serenos relentes se
desvanecen los últimos rayos de sol.
Hay música en el
jardín, y chavales que entrenan deportes, y mujeres que caminan, y ancianos que
conversan, y parejas entrelazadas en jugueteos amorosos, y pequeños
merodeando las fuentes y un sutil olor a
verde que se esparce como espléndida
bendición, y a mí se me torna tan deliciosa esta hora que quisiera eclipsarla
en reflexiones infinitas, mitad nostalgias, mitad ecos de muchos sueños olvidados.
Trenes que en fogonazo de velocidad, surcan
los verdes opacos ya aledaños del lugar, papeles que vuelan, hojas que caen,
afluencia que se dispersa y yo que me resisto al sosegado vómito crepuscular
como si me aferrara al resquicio de día que se me escapa y suma y suma sin
cesar arrancando hojas del almanaque de mi existencia. ¡No son, horas, señora!
¡Pasan cosas! –exclama una anciana voz. Sí, tengo que regresar. Las farolas, no
sé por qué extraña razón, no se han encendido, y el jardín se ha tornado
silencios, sombras, bultos, miedos que escamoteo en una casi carrerilla que me
regresa al tráfico, al asfalto... Pero al pasar por el recoveco de una vereda, los fuertes ladridos
de un perro me soliviantaron Me volví hacia él. Allí, en un denso y negro
follaje, acurrucado debajo, casi perdido, pude imaginar, más que ver, el
cuerpo inmóvil de un hombre de color.
Mucho miedo, sí; también una ligera
responsabilidad. No obstante las palabras de la voz me perseguían, repitiendo:
¡Que pasan cosas! Me alejé unos pasos. Los ladridos vociferantes de aquel perro
se me antojaban un reproche, una llamada… ¡Qué sé yo! Y regresé con precaución,
con el móvil en la mano, con el bolso escondido… Le sucede algo. ¿Por qué no se
va? Empieza a refrescar… -medio susurré-. Pero aquel bulto de color ni tan
siquiera levantó la cabeza, apoyada en las rodillas. ¡Ni una palabra, ni un
leve movimiento! Sombras, todo sombras en el jardín y de nuevo la voz anciana
en la lejanía: ¡No se meta en líos, señora! ¡Son delincuentes, chorizos,
drogadictos…!
Temblando por no sé cuántas razones
abandoné, al fin, con unas absurdas palabras: ¡Vaya si te guarda bien tu
perro! Los efluvios de una ramita de romero me duermen, acabado
el día.. Amanece lloviendo. ¡Qué
hermosa mañana! -exclamó- Y trato de
explicarme que la realidad de lo cotidiano, es el mejor regalo que se nos
puede dar. En la cafetería del barrio, casi colindante con el jardín, una
noticia. "Ha amanecido muerto un chaval de veinticinco años por una
sobre dosis. En el jardín, al lado de su perro”.
Un dolor lacerante me
desgarra el alma. La angustia y el espanto se acentúan, cuando alguien comenta:
“Todos los drogatas deberían estar
muertos”. Sólo han pasado unos meses. Posiblemente este suceso no sea
noticia para nadie. No obstante yo no puedo pasarlo de largo, como pasé por él,
sin acusarme y acusar a toda la sociedad de ésta y otras muchas muertes que no
fueron tales el día que se produjeron, sino que lo fueron ya desde el mismo
instante que a esos chavales, sin familia, sin trabajo, sin motivación, sin más
casa que la calle, no se les tendió una mano para evitar, para prevenir el
desastre final.
1 comentario:
Si. Lamentablemente el mundo anda mal. Yo ultimamente me lo he preguntado. El planeta tierra esta gobernado por humanos. Gente de carne, hueso y piel. Sea un bancario en Estados Unidos o un campesino en Nigeria. Porque a veces pareceria que nos olvidamos que el mundo esta gobernado por humanos. Pareceria que lo gobernaran maquinas, robots. Porque si los que vivimos en la Tierra somos seres de carne y hueso debemos luchar por el bienestar de cada uno. No pelearnos entre nosotros mediante credos, clases sociales, ideologias, nacionalismos que solo sirven para dividirnos y encerrarnos aun mas. Lo ideal es generar condiciones dignas de trabajo, vivienda, salud, desarrollo en los paises mas pobres de Africa, Asia, America Central. Para que cada uno pueda hacer su vida normal en los lugares donde nace sin verse forzado a huir. Y darle trabajo a la gente joven de los paises centrales. Para que tengan algo que hacer, luchar y no tengan que recurrir a actividades fuera de la ley, delinquir, atentar con sus vidas, etc. Porque a veces suena ridiculo. El mundo es gobernado por humanos. No por extraterrestres. Gente igual a nosotros. Si son humanos deberian mejorar la vida de toda la humanidad. No complicarles la vida. Idioteces que a veces se me da por pensar jja
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