Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

16 jul 2021

Ami nieto Gonzalo

 
Parece, mi querido Gonzalo, que te veo y te oigo, cuando de mi mano empezabas a dar tus primeros pasos y encontrábamos alguna dificultad. Yo te quería ayudar, pero tú te soltabas y repetías: yo “tolito”. Por eso, solito, si bien tu madre ha sido tu gran apoyo, al no divisar futuro alguno y tras tu brillante carrera de Filología Inglesa, lanzado a una autentica maratón de clases particulares, hoy, al fin, vas a ver hecho realidad tu ilusionado sueño: abrir una Academia de Inglés, una preciosa y bien acondicionada academia donde podrás ejercer esta profesión que llevas en los genes y en el alma: ser profesor, maestro que sin duda lo eres y sin duda sabrás cómo llegar a todos y cada uno de tus posibles alumnos.
Ayer me diste una lección tan grande... Sí, cuando llegaste a verme unos minutos. Al quitarte el casco chorreabas sudor -eran las dos de la tarde-, te pregunté: 
-¿De dónde vienes con el calor que hace? 
Y con esa sonrisa perenne que te caracteriza, contestaste: 
-Vengo de echar propaganda en los buzones. Muchas casas no abren, pero es lo que hay. 
¡Qué pena sentí y qué nudo se atravesó en mi garganta! Y ya no eras tu solo, sino tantos jóvenes que por nada, con los rigores del tiempo, se afanan en esa ignorada tarea de echar propaganda casa por casa y buzón por buzón. No abrimos, porque son normas de la comunidad, pero a veces, hasta sacamos los peores humos por su pertinaz empeño. ¡Qué profunda reflexión me provocaste!
Pero tú, mi cariñoso, inteligente, servicial, mi querido nieto te has labrado tu porvenir, a pesar de los “portazos” que a tus pocos años ya te ha propiciado la vida. 
¡Qué ejemplo de trabajo, constancia, e ilusión, que la cara se te iluminaba cuando medio en broma, medio en serio, hablábamos de una academia!. Días y horas empeñado en ganar algo para tu soñado proyecto. Al fin, hoy abres las puertas y quiero que recibas como primer aplauso el que, desde aquí, te da esta abuela que te vio nacer y crecer. Sí, esta abuela que quiere felicitarte, convencida de que tu esfuerzo será recompensado porque los sueños, y de ello puedo darte fe, cuando se persiguen con esfuerzo, honestidad y sin decaer, se convierten en realidad.
Un abrazo, mi vida, y en él incluyo a tus posibles alumnos que, sin duda, los considero ya algo también mío. Te quiero mucho.
 ¡Tú sí que eres un gran diamante! -DIAMOND





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