Mi bella sierra cordobesa en primavera
En una obra inédita, titulada
"Repentes", del que soy autora, me he reencontrado con una singular
prosa poética que, modestia aparte, me ha sorprendido por su ingenua y profunda
belleza. En uno de sus párrafos dice así:
"Mamá, ¿yo estoy hecha de repentes? De
repente, Dios; de repente, nada. De repente, odio; de repente, amor. De
repente, el día; de repente, la noche... ¿Qué hay detrás del espejo, mamá? Me
da miedo mirarme. ¿Y si al cruzarlo caigo en un precipicio? ¿A qué huelen los
sueños mamá? Yo quiero ser aquella niña que se tragó una estrella para dar
brillo a su corazón, etc"
Esta mañana de niebla, desde
mi terraza, sólo las farolas en un rescoldo de luz. Mis
pensamientos se han eclipsado en un crecer de sensaciones que más bien era un
recorrer horizontes de soledad y silencios. De repente, nada. De repente casi
hastío de tantas mezquindades humanas.
De repente, la muerte, sí, la muerte como liberación de esta hoc de niebla que
agarrota mi garganta. De repente, majestuoso,
rojo rojo, bellísimo, un capullo en el rosal de mi terraza, contrastando
con el blanco denso de la niebla. y con
el negro, negro de mis reflexiones.
En un vertiginoso vaivén de repentes, como si el brillo de una estrella
se hubiera instalado en mi corazón, las rosas se me han multiplicado, porque
florecen en todas las estaciones, porque están ahí, cuando la mirada desnuda de
miedos, de intereses, de egoísmos... se eleva por encima del torrente que es la
vida y los acontecimientos que en ella rotulamos los seres humanos, florece la bella
rosa de la esperanza ycaemos en la cuenta de que ha vuelto, y somos, primavera.
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