Sí, de este gran
cuaderno en el que escribo casi a diario, aunque solo sea una frase. Hoy
releyendo me encuentro la crónica de otro mal día. Me digo: ¿por qué no transcribirla en mi Blog? Creo que a todos, y
ahí entro yo, nos gusta más leer verdades de los demás con las que podamos
coincidir, y coincidimos, que los mejores tratados de poesía o narrativa,
porque, sin duda, hay algo que nos aúna a todos los seres humanos:
circunstancias, sentimientos, depresiones, alegrías, dolor, etc.
Y resulta que,
tontamente, ocultamos nuestro auténtico
ser como somos. Y digo yo: ¿por qué? ¿Acaso tememos que nos juzguen, que
perdamos el concepto de maravillosos que puedan tener de nosotros? A mí todo
eso me importa un bledo porque siempre tengo presente que ahora mismo estoy y a
lo mejor en unos instantes me he ido para siempre. Y eso nadie lo puede evitar,
luego ¿por qué tener pavor a los
prejuicios? Lo que en serio me importa es no hacer daño, conscientemente, a
nadie. Y eso lo procuro, aunque a veces no lo consiga.
En fin, vamos a un
día de mi Diario.
¿Habré puesto bien
la fecha? No lo sé, pero tampoco me importa. Quiero que aquí, en este sencillo
cuaderno, en el que me confieso cada día, no me importe nada. Quiero tan sólo
descubrirme a mí misma. ¿Seré capaz? ¿Demasiado buena o demasiado tonta?
¿Demasiado lista, tal vez? ¡Qué sé yo! Un día más este domingo; nada de
especial. ¿Me gusta la rutina o me he acostumbrado a ella o me la ha impuesto
la vida? ¿Acaso soy gallina como aquellas del corral de mi infancia, donde las
miraba y pensaba: ¡menos mal que yo no soy gallina? ¡Qué aburridas, las pobres!
Mirarse, picotear de vez en cuando y
esperar al grandullón y machista gallo para terminar poniendo huevos y haciendo buen caldo en los puchero. ¡UF!
No me apetece ver
el sol, ni la calle, ni la gente. No me apetece nada. No me ilusiona nada.
Y ya he escrito bastante por hoy. ¿Pretendo que me lea alguien? Creo que sí, pero... ¡pchs! Ya he puesto los cojines en su sitio, ya he repasado luces y enchufes, ya he dormido un rato en el sillón, frente a la tele que solo me sirve para aburrirme, ya he salido a la terraza y me he despedido de los semáforos, del asfalto, de los gigantes árboles de la Avenida, de las estrellas, de las lucecitas lejanas de coches que corren ¡sabe Dios hacia dónde y arrastrando, sabe Dios que historias! Ya he tirado un beso a las fotos de mis hijos, nietos, padres, hermanos, amigos… ¿Tengo amigos que se lo merezcan? Algunos sí, pero otros… Mañana, sí mañana te cuento, Diario mío, la historia de un gran desamor. Si lo hago esta noche, sufriré una mala pesadilla. A lo mejor soy como las gallinas!
Y ya he escrito bastante por hoy. ¿Pretendo que me lea alguien? Creo que sí, pero... ¡pchs! Ya he puesto los cojines en su sitio, ya he repasado luces y enchufes, ya he dormido un rato en el sillón, frente a la tele que solo me sirve para aburrirme, ya he salido a la terraza y me he despedido de los semáforos, del asfalto, de los gigantes árboles de la Avenida, de las estrellas, de las lucecitas lejanas de coches que corren ¡sabe Dios hacia dónde y arrastrando, sabe Dios que historias! Ya he tirado un beso a las fotos de mis hijos, nietos, padres, hermanos, amigos… ¿Tengo amigos que se lo merezcan? Algunos sí, pero otros… Mañana, sí mañana te cuento, Diario mío, la historia de un gran desamor. Si lo hago esta noche, sufriré una mala pesadilla. A lo mejor soy como las gallinas!
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