Paseaba por la playa de la mano de mi nieta de seis años. Íbamos en silencio cuano ella me preguntó
-Abuela ¿por qué vas tan callada? ¿Qué piensas?
Por decir algo, contesté:
-Pensaba en ti.
-¿En mí? -exclamó extrañada- ¡Si voy contigo, abuela!
-¡Bueno, sí, pero pensaba cómo era yo cuando tenía tus mismos años.
-¿Es que ya no los tienes? -preguntó-. Los años no se pierden; se cumplen y ya los tienes. A lo mejor se te han olvidado...
-¡Pues, es verdad! -exclamé-. Los tenía tan guardados que se me habían olvidado, pero los voy a sacar y jugamos.
-¡Bien! -exclamó feliz-. ¿Y hacemos un castillo de arena? ¿Y buscamos conchas? ¿...?
Me dije: Lleva razón mi nieta: Los sueños no mueren con los años; los olvidamos, los sepultamos en vida.
1 comentario:
Con s años vamos perdiendo facultades, hay que aceptarlo; pero podemos reconocer la sabiduría que hay en los niños.
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