En un basurero no busques una perla. Busca cualquier cosa y puede que encuentres una perla.
En toda obra que se empiece, lo importante debe ser trabajar en ella sin decaer.
No obstante, es de sabios saber cuándo y cómo pasar la antorcha al relevo.
Aferrarse a ella sería dejar sin luz la olimpiada.
¡Cuánto abandono y maltrato he sufrido en nombre de Dios! Hoy sé que Dios no es ningún negrero, y sé que, en nombre de Dios, justificamos nuestros errores.
Allí dónde pongo mis ojos, me encuentro naciendo, sufriendo, luchando... viviendo sola pero, en esta soledad llena de misterios, abro el micro del magnetofón que es mi alma, y noto cómo se graban los sonidos de esta hora, de este mundo, de la gente que lo puebla.
Creo, pues, que hay un tipo de soledad que es más bien sordera.
Sacar agua de otro pozo es una buena forma de beber y quitarse la sed, pero más importante que eso es, buscar y sacar agua de nosotros mismos, porque, no sólo saciará nuestra sed, sino que será un pozo más en el camino de los demás.
Perder a un compañero, cuando ha habido amor, es perder mucho de nuestra propia existencia: Perder un amor por otro amor, es perder la existencia entera.
Si bien, en ambos casos, se puede crear una segunda vida.
Mejor morir que supervivir. Sólo hay vida y muerte. La supervivencia puede resultar una lenta y dolorosa agonía.
Lo peor que le puede suceder a un viejo es ir pregonando la juventud de los de su misma edad. Lo mejor, mirarse al espejo y sonreír.
En asuntos de fe, mejor no discutir. Ni el más sabio de los sabios puede añadir o quitar un ápice a la fe del más ignorante.
Contraer matrimonio son tres palabras: sí quiero; sí admito; si otorgo.
Romper un matrimonio es un largo camino de silencios cargados de profundo dolor.
No obstante, a veces, hay que ser duro para cortar y blando para dejarse talar.
Lo peor que le puede suceder a un viejo es ir pregonando la juventud de los de su misma edad. Lo mejor, mirarse al espejo y sonreír.
En asuntos de fe, mejor no discutir. Ni el más sabio de los sabios puede añadir o quitar un ápice a la fe del más ignorante.
Contraer matrimonio son tres palabras: sí quiero; sí admito; si otorgo.
Romper un matrimonio es un largo camino de silencios cargados de profundo dolor.
No obstante, a veces, hay que ser duro para cortar y blando para dejarse talar.
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