DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
MIS QUERIDOS NIÑOS
ISABEL AGÜERA.
Mis queridos niños una sencilla carta para
vosotros que sois los protagonistas desde hace tiempo del ir y venir de
políticos y padres, y ¿sabéis por qué? Creo que sí, pero os explico. Estamos
pasando en el mundo una enfermedad que se contagia, “que se pega” muchísimo. Se
llama Covid -19. ¿A que parece nombre de nombre de perro? Pues tan solo es un
bichito muy malo. Un microbio que no vemos y que se llama virus y que cuando
consigue entrar por alguna de nuestras puertecitas del cuerpo, boca, nariz u
ojos se mete en nuestras células que son la unidad más pequeña que puede vivir
por sí sola y que forma todos los organismos vivos y los tejidos del cuerpo.
El muy canalla y cobarde del virus se protege
escondido en nuestras células infectándolas para que se contagien todas porque
además de cobarde es incapaz de hacerlo solo y se le presenta tres problemas
1º, ¿cómo reproducirse, crear más virus dentro de nuestras células. 2º ¿cómo
extenderse, multiplicarse. 3ª ¿cómo defenderse para no ser eliminado por
nuestras defensas que las tenemos como ejército que nos defiende, y ahí se
establece una especie de lucha que hoy por hoy ganan los virus hasta que le
mandemos más refuerzos que serán las vacunas que estarán pronto preparadas.
¿Habéis entendido esto? Pues vamos a lucha
contra ellos, ayudando a nuestro ejército de defensas.
¿Cómo? Cerrando bien nuestras puertecitas de
entrada con mascarillas, lavándonos mucho las manos por si se nos ha pegado el
virus que es muy pegajoso, llevando un botecito en la cartera de ese líquido
que los mata y debéis echaros de vez en cuando. Por favor no os toquéis las
puertecitas; es muy peligroso, tanto que si de mí dependiera no ibais al
colegio hasta que no haya pasado el peligro.
Os quiero mucho y quiero a vuestros maestros y
vais a sufrir una mala experiencia porque en esta sinrazón vivismos: organismos
cerrados, papeleo telemático etc. y niños en pelotón a las aulas, nada de
consultas médicas presenciales, pero niños a la escuela. Que Dios os proteja,
mis niños que se me parte el alma cuando os veo con vuestras mascarillas y las
manos preparadas para el milagroso líquido y cuando pienso en vuestros maestros
tan entregados y tan expuestos. Muchos besos y si de mi dependiera, aplazaría
las clases hasta que pase este gran peligro en el que vivimos.
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