Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

26 oct 2009

Néctar de la vida


PÁJAROS, árboles, flores, mariposas... Sinfonía que se instalará un día en mis ojos, en mis oídos para siempre dormidos y en mi corazón parado sin retorno a la vida.
Aquí, aquí en este jardín, aprendo a vivir y a morir.

YA se ha puesto el sol: Tarde otoñal de 2009. Un día menos para descubrir el misterio de Dios. ¿Y si acaso no hay tal? De cualquier forma, cuando ese día llegue, descansaré en Él.

MI terraza es un tesoro. Desde ella veo la sierra, la campiña, el tráfico... Desde ella veo más cerca el cielo que la tierra. No hay más, y yo que soy consciente de ello, doy gracias a Dios por tener una terraza.

NADIE puede decirnos la verdad de la muerte. Yo, claro está, tampoco, pero hace tiempo que caí en la cuenta, lejos de historias leídas o contadas, que la muerte sólo es el abandono de este cuerpo para entrar en otra dimensión; la del espíritu. Al igual que el feto abandona el claustro materno pata entrar en la dimensión de esta vida.


LA enfermedad, el dolor... nos hacen caer en la cuenta de lo solos que estamos, aunque vivamos rodeados de familiares y amigos.
La enfermedad y el dolor son paisajes que nos retornan a la normalidad con visiones desconocidas hasta entonces.
Bien venidos, pues, sean.






POR lo general nos suele costar la adaptación a los cambios pero sería inútil querer dormirnos y, como la bella durmiente, esperar despertarnos en la misma hora y que todo siga igual. No, a la noche le sigue el día; nunca es la misma hora.
Lo pasado no regresa. Puede ser, no obstante, brújula que nos oriente

LA cara de los demás es, más o menos, el espejo de la nuestra. Si no los miramos, jamás sabremos, más o menos, cómo somos.

BUENA cama y buen sueño es mucho por lo que dar gracias a Dios.

QUIERO ser tierna con el duro. Quiero ser dura con el blando.

LOS hijos, cuando se les ama sin egoísmos, son los hijos de la vida y de la libertad. Cuando se les ama en propiedad, son nuestros esclavos hijos y, al morir, vendrán con nosotros al sepulcro.

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