Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

2 nov 2015

Santidad, hoy

Amigos, buenos días: hoy repasamos el Diario Córdoba. Creo, amigos, que nos viene bien a todos una reflexión acerca de cómo pensamos, hablamos y actuamos ante los grandes dramas humanos que estamos viviendo.


 Así estaban ayer por la tarde los cielos de Córdoba. 
Un ingenuo y bellísimo paisaje otoñal

DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
 03/11/2015
¡Vaya si deseaba ser santa en mis años jóvenes! ¡Como para no desearlo! Hay que ser santo --repetía la monjita de mi colegio- para no perdernos camino del cielo. Y por mi cabeza tal cruce de caminos que se me antojaba un laberinto para mi poca inteligencia espacial. En definitiva que el tema de la santidad andaba siempre de la mano de mis incipientes fervores. Y, bueno, para ello, pura hasta las trancas. Nada, pero que nada de "cosas feas" o sea, nada que tuviera ni tan siquiera que rozar la sexualidad. Todito blanco como la nieve. Oraciones, sacrificios, misas, comuniones y un interminable etcétera que me mantenía en continuo trance de fervor celestial.
Pero he aquí que hace, ¡muchos años! caí en la cuenta de que, para ser honesta, sincera conmigo misma, para no perderme, cuando la palmara, camino del cielo, tenía que romper con aquella arcaica idea de santidad, porque mi actitud ante ella había experimentado tal giro que para nada mi fe, mis costumbres de entonces, se ajustaban a mis deberes, a mi fe, a mi Evangelio de hoy.
Lejos de aquellos absurdos, mi búsqueda de santidad se encamina por los soleados paisajes de lo único que vale la pena en este mundo: el amor, amor que se dilata y llega a todos reivindicativo, tolerante, justo, solidario...
Pasó un año más el día de Todos los Santos y para mí, en el camino del cielo y de la santidad, hay etiquetas que me guían en la seguridad de no perderme: refugiados, emigrantes, pateras, niños que mueren ahogados, niños y ancianos que  carecen de lo básico.

¡Qué tremendo drama al que nos estamos acostumbrando como si de una película de ciencia ficción se tratara! Siempre se debe preferir el bien general al particular. Nuestro beneficio particular no debe tomarse en cuenta cuando se trata del bien común y si bien es verdad que ese bien común es privativo de los gobiernos, pienso yo que algo podremos hacer y no quedarnos con aquello de ¡qué lástima! Y punto. Santidad y solidaridad son, desde mi punto de vista, palabras sinónimas.

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