Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

5 feb 2016

Piel de Dios

Viernes 5 de enero de 2016
Un relato muy breve, amigos, porque creo que  en este medio es lo que con más facilidad y agrado se lee. Tenemos tanta prisa…

(De mi obra, “Él estaba allí” )
En alboroto de  un mercadillo, perdí mi reloj. Muchas  urgencias que cumplimentar me reclamaban y un elemental recurso: el tenderete de un hombre de piel negra, al paso. Él, joven, robusto, negro azabache con vestiduras orientales, con sumo agrado me mostraba su mercancía en tanto con unas  palabras medio suplicaban: ¿Me deja que se los pruebe?  Con delicadeza extrema, reloj por reloj los ajustaba a mi muñeca y ni tan siquiera sus dedos me rozaban.
Ausente de la hora, de las prisas, de la hora, de los modelos, del precio, eclipsada en una agradable sensación, también mis palabras de medio ruego:  ¿Me deja  que sea yo la que se lo pruebe?  Veré mejor cómo se queda. Extendiendo su brazo, exclamó: ¡faltaría más! Le ajusta la cadenilla  de un pequeño reloj y en mi deliberado cometido, un leve roce, cálido y suave, y  una súbita sorpresa: la piel no tiene color. Es tan sólo piel. 
Me alejé con el reloj en mi muñeca y con una sensación clara de que había rozado la piel de Dios.


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