Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

16 mar 2023

Alumnos personas


 DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN

ALUMNOS PERSONAS

ISABEL AGÜERA

Mis experiencias, estrategias y palabras han ido siempre en la línea de reivindicar una escuela más creativa, más viva... donde maestros y padres, desde la colaboración y entendimiento mutuo, hicieran posible elaborar el ambiente propicio para tal clima de innovación y cambio, conscientes, no obstante, de que no es fácil desvestirse de una enseñanza de tantos años trabajada de forma casi átona y casi plana. 

Pero he aquí una urgencia, hija de los tiempos, se impone sobrepasando cualquier expectativa pasada. Y es que la mayoría de los alumnos, sencillamente, se aburren con la forma en que se les entregan los contenidos. Es decir, no hay correspondencia entre la oferta y la demanda. 

Es por eso que el docente ya no puede ser unidimensional, unidireccional o unidisciplinar. Hay quien dice que nada cambia si no cambia la mentalidad, y el docente no tiene más remedio que cambiar de rol porque el tren de la sociedad circula mucho más rápido que el de las aulas. 

El nuevo docente no debería ser ya, como hasta ahora, el depositario del saber, el portador de la palabra y la información, la referencia única y jerárquica. Quizás podríamos empezar a perfilar un educador mediador, facilitador de procesos de aprendizaje en lo que lo esencial sea el sujeto estudiante, sus intereses o capacidades. 

Pero este nuevo rol precisa de un gran compañero, e incluso guía, de trabajo: sistemas educativos que, olvidados de las urnas, busquen, ante todo el feliz aprendizaje en una escuela puesta al día donde los alumnos dejen de ser estadísticas, número, burocracia..., y sean futuro, personas enseñadas y educadas, desde la individualidad y creatividad, para afrontar al conflictivo mundo que les aguarda en el que tendrán que estar preparados para entender, improvisar y actuar ante las grandes piruetas del progreso, exigencias del día a día. 

Un cambio se hace imprescindible, un cambio total, pensando en los niños y olvidados de las conveniencias de los padres, porque, por ejemplo: ¿dónde va un niño de tres años con dos grados bajo cero y con una mochila a la espalda? ¡Qué disparate! Los Centros Escolares no son guarderías ni los maestros niñeros. Seamos sensatos y hagamos, entre todos, una enseñanza feliz.

2 mar 2023

MI COCHE ROBADO

 MI COCHE ROBADO

Lo encontraba invariablemente solo. Solo y presto siempre a mi servicio. No importaban las inclemencias del calor ni del frío; todos sus afanes consistían en cambiar complacencias por mi cariño.
Un halo de nobleza, de sencilla solemnidad, un tenue rutilar animado parecía envolverlo de felicidad. Era mi coche, uno más entre miles, pero cargado de vida aprendida del largo monologar de mi intimidad amiga, cobijada, como en claustro materno, en la calidez de sus silencios.
Palpitante siempre en su alma el trepidar de mis recuerdos, evocando palabras, susurrando olvidos, contemplando auroras, cielos estrellados, lunas...
Y el mar, ¡cuántos ensueños frente al mar que compartíamos en tardes
largas de verano por el puerto! ¿Hasta qué otra orilla llegarán las playas? -le preguntaba- ¿Hasta dónde las gaviotas..? ¿Hasta dónde las sirenas..? ¿Hasta dónde los ocasos en un mar que se los traga. Y yo escribía malos versos y en voz alta se los leía, y mi coche, tan prudente, tan señor... sí, ¡yo creo que me aplaudía!

Otras veces, con la lluvia, por caminos, en busca de un no sé qué, me perdía. Y allí amapolas, y trigales, y girasoles y en sonoros suspiros, romances de luz, de aire, de manzanillas, de olores, emanados de los más puros sentires de la tierra empapada.

Sobre su volante yo soñaba que era mariposa, que era estrella, que era.... ¡si yo no era nada! pero mi coche tan prudente, tan señor... sí, con su silencio, ¡cómo me respetaba!. 

Recuerdo una madrugada de Reyes, solos, solos por la ciudad, por las calles túneles de luz festiva. Yo reía con los semáforos y en juguetonas maniobras los violaba, y ante la fuente grande luz y color, esplendor de agua, de palomas, de incógnitas blancas... siempre, la soledad decorando mi alma.

Es la historia sin voz que esta noche presiento que me llama. Sí mi coche, tan noble, tan señor, tan mío, con tanta alma, en la intemperie de un desguace duerme, mientras siento un dolor que no puede expresarse con palabra

Te robaron de mí a las seis de la mañana. ¡Mi coche, mi compañero, siempre a dúo descubriendo madrugadas y escalando sueños de cielos, de mar, de amor... de montañas.!

De ti, mi coche fiel me queda la dulce huella que los seres generosos nos dejan, y contigo, tan maltratado, tan herido, tan desahuciado... mis sueños, mi cansancio, mis lágrimas de tres años enterrados.
¡Luna bella, luminosa, mágica, divina... haz florecer, entre latas y basuras, un almendro! Quiero que junto a él, la belleza siga presente en su desgracia. ¡No lo dejes, luna sin monólogos de silencios, sin música, sin suspiros íntimos, sin versos... sin lágrimas! ¡Cántale el Aleluya tantas veces frente al mar escuchado! ¡Llévale, luna, mi beso y dile que siga soñando, que no importa el lugar, que no importa el trabajo, que no importan los olvidos, la soledad, los silencios...  que cada cual por un lado seguiremos buscando horizontes azules de cielo y agua, que la vida sigue su ritmo. La vida que sigue... y se pasa.


1 mar 2023

APRENDER A SER

 

DIARIO CÓRDOBA /


EDUCACIÓN

APRENDER A SER

ISABEL AGÜERA

El era feroz huracán de adolescencia. Era un claro oscuro de auroras y crepúsculoS apenas sin días. Era un agridulce que se colaba en el paladar y, en contrastes, mal se digería. Era una mirada tierna en un desconcertante rutilar de gracia y picardía. Era personaje protagonista de mil historias inventadas. Era amigo, novio, amante –decía-. Era un chaval que un día, hace ya mucho tiempo, se cruzó en mi camino una mañana de septiembre, cuando, con catorce años, alguien de un empujón lo obligó a entrar en aquella mi clase de un pueblo, jardín de huertas y azahares: 

  • ¡Anda, so traste, a ver si aprendes algo bueno! 
  • Era un vaivén de colegios y maestros. Era "alias virus" entre compañeros. Era un mal trato, un olvido de todos. Un día, alguien, con palabras de promesas y amistad, lo engañó. Se alejó de la escuela: Buscó la vida en la calle. Hace un par de años, lo encontré, un día: 
  • Tengo SIDA, pero no la he olvidado --fueron sus únicas palabras en un rostro deformado.
  • Tampoco él había caído en mi olvido, pero hoy su recuerdo me crece y me parece ver en su mano levantada pidiendo auxilio la de tantos alumnos y alumnas que pasan por nuestras aulas sin que jamás hayan oído, al menos de nuestros labios, la palabra amor. Llegan y se van de nuestras aulas como números que contar, como recipientes que llenar a presión de competencias cognitivas, olvidados, tal vez por ignorancia, de que no basta con saber, sino que hay que aprender a ser, ante todo, y ese aprendizaje sólo se puede administrar desde el amor, y el amor es esa delicada flor que hay que abonar, regar y cuidar de las excesivas temperaturas y de las intemperies, al tiempo que favorecer su crecimiento en libertad. 
  • No sé cuántos planes de enseñanza he conocido en mi larga vida profesional, pero, sinceramente, no creo que ninguno me haya servido para lograr una enseñanza feliz, creativa en la que primen los alumnos, ante todo y sobre todo sus capacidades, aficiones, intereses, problemas, etc. 
  • No obstante el verdadero maestro no puede obviar que lo esencial es enseñar a ser, logrando que cada alumno culmine su cima.