Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

29 dic 2009

VACÍOS

Los seres humanos, todos, ocupamos en la vida un lugar único que nadie ni nada podrá llenar cuando nosotros inivitablemente, nos veamos prestos a abandonar.
No obstante ese vacío puede quedar cubierto por el halo blanco del recuerdo en los demás, si supimos llenar de luz nuestras vidas, siendo conscientes de la luz que irradian los demás.


IN MEMORIAM
Adiós, Antonio Rivas

Isabel Agüera
Córdoba

No hace mucho escribí un poema que empezaba diciendo: No sé qué pasa hoy que la alegría me cansa. Y aquellas palabras, que tenían más de poema que de realidad, hoy han adquirido una gran autenticidad, cuando he recibido la noticia: Antonio Rivas ha muerto.

El y yo, desde hace años, compartíamos hora y cafetería, cada madrugada. El, hombre entrañablemente original, dejado caer en la barra, simultaneaba café y copa con divertidos monólogos que dirigía a los políticos de cualquier signo, tan pronto como aparecían en la televisión en el primer telediario del día. Yo, en la proximidad de una mesita junto a la ventana, lo observaba y sin palabras le agradecía sus ocurrencias, sus gestos, su presencia, que disipaban mis complicadas reflexiones, a veces, y me hacían sonreír.

El, de gran estatura, de bronca voz, a sus cincuenta y tantos años, desafiando rigores, trabajador de Asland, estaba siempre allí, a las seis de la mañana, llenando con su presencia vacíos, rompiendo los perezosos silencios de la hora, ilustrando de ingenuo humor rutinarias cotidianidades...

Es cierto: hoy la alegría me cansa, porque mañana, y siempre ya, Antonio Rivas no volverá a ser compañero de madrugadas en nuestro querido y familiar Tamicos de Carlos III, porque no volveremos a escuchar sus "peleas" con la tele, con la máquina del tabaco, con el frío, con el calor. Pero mañana sí, mañana y siempre, desde mi mesita, lo seguiré viendo; vendrá, seguro, al amanecer, con el alba. Los habituales de la hora, Luis, Paco, Carlos... y sobre todo nuestro querido Antonio, siempre amable, tras la brra, que también sonreía al escucharlo, conmovidos por tan repentina noticia, queremos rendirle nuestro pequeño homenaje con estas palabras y hacerle llegar a la familia nuestro más sentido pésame.


24 dic 2009

Amanecer Navideño




En un basurero no busques una perla. Busca cualquier cosa y puede que encuentres una perla.


En toda obra que se empiece, lo importante debe ser trabajar en ella sin decaer.
No obstante, es de sabios saber cuándo y cómo pasar la antorcha al relevo.
Aferrarse a ella sería dejar sin luz la olimpiada.


¡Cuánto abandono y maltrato he sufrido en nombre de Dios! Hoy sé que Dios no es ningún negrero, y sé que, en nombre de Dios, justificamos nuestros errores.


Allí dónde pongo mis ojos, me encuentro naciendo, sufriendo, luchando... viviendo sola pero, en esta soledad llena de misterios, abro el micro del magnetofón que es mi alma, y noto cómo se graban los sonidos de esta hora, de este mundo, de la gente que lo puebla.
Creo, pues, que hay un tipo de soledad que es más bien sordera.


Sacar agua de otro pozo es una buena forma de beber y quitarse la sed, pero más importante que eso es, buscar y sacar agua de nosotros mismos, porque, no sólo saciará nuestra sed, sino que será un pozo más en el camino de los demás.


Perder a un compañero, cuando ha habido amor, es perder mucho de nuestra propia existencia: Perder un amor por otro amor, es perder la existencia entera.
Si bien, en ambos casos, se puede crear una segunda vida.


Mejor morir que supervivir. Sólo hay vida y muerte. La supervivencia puede resultar una lenta y dolorosa agonía.


Lo peor que le puede suceder a un viejo es ir pregonando la juventud de los de su misma edad. Lo mejor, mirarse al espejo y sonreír.
En asuntos de fe, mejor no discutir. Ni el más sabio de los sabios puede añadir o quitar un ápice a la fe del más ignorante.


Contraer matrimonio son tres palabras: sí quiero; sí admito; si otorgo.
Romper un matrimonio es un largo camino de silencios cargados de profundo dolor.
No obstante, a veces, hay que ser duro para cortar y blando para dejarse talar.

23 dic 2009

Dios está aquí

Sí, aquí.

En una fuerte epidemia de gripe, un amigo me aconsejaba: Cuídate. Aléjate de los griposos. Puedes contagiarte y...
Pero familiares con gripe me reclamaban para cuidar de ellos, de mis nietos, etc. En ningún momento puse el menor reparo.
Porque si algo tengo claro en esta vida es precisamente esto: No puedo vivir para cuidarme; tengo, eso sí, que cuidarme para vivir.

Mi madre, hasta la víspera de su muerte, se estuvo cuidando las manos.
Hoy lo entiendo: las manos hablan, las manos acarician, las manos son prolongación de nuestra alma.
Por eso cuido bien las mías; no quiero transmitir asperezas.
Hoy, alguien me ha dicho: Cada día estás más joven y más guapa.
¡Claro que sé que es un cumplido generoso!, pero tal vez haya algo de verdad: soy abuela, lo que equivale a volver a ser "madre".
Y las mujeres, mientras tengamos capacidad de "concebir" tenemos, por necesidad, que mantenernos jóvenes y guapas

La familia -dicen- ya no es lo que era. ¡Claro está! Ni las lavadoras tampoco, ni las comidas, ni las vestimentas... Pero las parejas se siguen amando; los hijos siguen viniendo al mundo; las cocinas siguen funcionando, y las ropas se siguen lavando… Eso sí, ya no son lo que eran, a Dios gracias.

En mi experiencia se puede elegir el vivir como estrella o como satélite.
En los años de mi infancia, yo elegía el ser una pequeña lunita que tenía que rotar y rotar alrededor de algún astro rey que sádicamente me humillaba, oprimía e insultaba.
De mayor, y aún asumiendo graves consecuencias, elegí ser estrella y, a duras penas, brillar con luz propia o, al menos, intentarlo, pero ni mucho menos para deslumbrar a los demás, sino sencillamente para ser libre.

Mis nietos son, hoy por hoy, lo mejor de mi vida, y eso me lleva a concluir en la sabiduría de un Dios que, a cada pérdida, nos repone con bienes inesperados.

Yo creo que el amor es dar, pero también recibir, porque, ¡cuánta felicidad sentimos, cuando recibimos amor! Es lo único, es lo mejor.

Y aquí.

En la puerta de una cafetería, un lotero exponía ostentosamente una gran tirada de números. La gente pasaba, se detenía, observaba y, al fin, se alejaban con su décimo en el bolsillo.
Por la ventana, yo los veía. Pensaba: Todos desean lo mismo: dinero, fortuna, suerte...
Y eso es porque no saben que ellos mismos son la mejor fortuna, la mejor suerte... Pero lignoran y por eso en vez de comprarse, se venden.

Y sobre todo, Dios está, o no está, aquí.

15 dic 2009

Hoy lo sé


HOY lo sé:
Dios no es una pegatina que se coloca en la frente
y ante la cual por arte de magia surgen milagros.

Hoy lo sé:
Mi fe... ¡qué distinta a la de ayer!
A Dios tengo que descubrirlo cada día,
en cada acontecimiento,
en cada hálito de aire...en cada dolor,en cada alegría,
en cada canción, en cada ser humano...

Pero mi descubrimiento es, sí,
intransferible y ¡tan inexplicable!

Porque Dios es grande, pero se ajusta a nuestra medida.

Porque Dios es sabio pero se ajusta a nuestras torpezas.
Porque Dios es palabra que se ajusta a nuestros labios....
Porque Dios es belleza y no se ajusta a nuestras repetidas fealdades.
Porque Dios es Amor y no se ajusta al desamor, ni a la mentira, ni a la injsticia...

Hoy lo sé: Dios no es refugio, ni justificación, ni capote, ni milagro...
Hoy lo sé: Dios no está en el cielo, ni en las iglesias, ni en los tejados de cada casa...
Hoy lo sé: Dios está en el pobre, en el humilde, en el sincero, en el justo... Dios está en el polvo del camino, Dios está en el pesebre.

Y mi fe, mi oración... hoy, es tan sólo un ardiente deseo:Estar un poco, aunque sea, en Dios para que Dios esté conmigo.

Sed felices, amigos

Fotografía natural; sin montaje alguno

No salgo jamás a buscar felicidad; salgo a encontrarla, y así te encontré a ti, amigo.

Que tú la hayas encontrado y no la dejes escapar es lo que te deseo siempre, pero especialmente en estos días. Un beso


5 dic 2009

MINIRREFLEXIONES

Si queremos conocer a un ser humano, no miremos a la superficie, miremos al fondo y descubriremos dos cosas:
Una. Que puede ser idéntico a nosotros, aunque no lo parezca.
Dos.Que en el fondo, y no en la superficie, reside la esencia íntima del ser.
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En una reunión de maestros y maestras, alguien dijo:
-En mi clase se hace creatividad los viernes por la tarde.
-En la mía -añadió otro maestro- se hace una hora a la semana.
-Pues yo -dijo un tercero- no tengo hora; en cuanto se ponen insoportables, les mando sacar los cuadernos de dibujo y...
Yo me alejé triste y en silencio, pero desde entonces me ando preguntando: ¿Qué circunstancia tendrán que soportar, qué hora esperar para que los alumnos/as de esas clases puedan respirar? Porque la creatividad no es un espacio, ni un tiempo, ni una actividad. La creatividad es un “clima” que propiciar para que favorezca a todas las “especies”
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Durante un tiempo, a la muerte de mi marido, con mucha facilidad lloraba por cualquier cosa.
En clase, para disimular, bebía constantemente tragos de agua de un vaso que los alumnos/as me mantenían lleno.
Una mañana se presentó una pequeña con un paquete de pañuelos:
-Toma -me dijo-; te lo regalo, porque de tanto beber agua, te vas a ahogar.
Dos cosas aprendí:
Una: Que los niños/as saben entender, tanto el dolor como la alegría, cuando nacen del corazón.
Otra: Que no hay que esforzarse por esconder ante los alumnos/as nuestras debilidades. Ellos saben, mejor que nosotros que los maestros y maestras somos seres humanos y no “dioses”. –
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Una pequeña de seis años me dibujó sin manos. Me dijo:
-Maestra, te he hecho un retrato.
Al verlo, exclamé:
-Pero... ¡cómo! ¡Se te han olvidado las manos! Me has dibujado manca.
-Sí -contestó consciente de su omisión-. Como tú no pegas...
Emocionada, pensé:
¡Cuánta lógica conllevan las palabras de los pequeños/as y cuántas experiencias vividas en tan cortos años! ¡Qué suerte ser para ellos/as una experiencia “manca”!
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Me preguntaba una niña:
-Maestra, si el pez grande se come al pez chico, el último de la fila, ¿a quién se come?
Por unos instantes, dudé en la contestación. Después, improvisé:
-Pues, los chicos se comerán unos a otros y...
Antes de que terminara mi improvisada “lección”, ella exclamó:
-¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes?
Pensé y escribí:
Los niños/as no saben razones de “grandes” ni de “chicos”,
pero, eso sí, saben mucho de justicia.

1 dic 2009

Ser maestro/a



Ser maestro de escuela es ser capaz de sostener en vilo, y sin que decaigan un ápice, las alegrías, las motivaciones, los intereses, los sueños de un niño.

Jamás un maestro debe consentir que un alumno se aleje de su lado, aunque sólo sea por unos instantes, humillado, triste, fracasado...

Los niños no son sumandos de una suma. Luego jamás debe colocárseles el signo del igual.

Todos los niños tienen grandes valores. Si no son apreciables a primera vista, habrá que buscarlos; jamás ignorarlos.

Cada niño tiene su propia cumbre. Ayudémosle a lograr que la corone. De lo contrario lo estaremos condenando a una escalada perpetua de fracasos, cuyas gradas, peldaño a peldaño, llevará grabado nuestro nombre.

Un maestro sin amor, es un pozo sin agua. Por mucho que intente sacar de él, los alumnos quedarán sedientos.

Un maestro no es el hombre o mujer que lo sabe todo y lo da a todos. Un maestro es el ser humano que, con humildad, sabe dar y recibir.

Un maestro es un hombre o una mujer capaz de generar cada día ilusión, creatividad y amor.

¡Animo, compañeros! No hay tiempos buenos ni malos; sólo distintos. Olvidar patrones y confeccionar una escuela nueva cada día. He ahí el secreto

24 nov 2009

Él y ella

El y ella
24/11/2009 ISABEL Agüera
El, hombrachón, hecho de palabrotas y exigencias, hospitalizado en fase terminal, sin cesar se queja, protesta, manda...
Ella, hecha de resignado sometimiento, día y noche, sin rechistar, lo atiende, mima, respeta, soporta, sufre en silencio...
A las dos de la madrugada, tras muchos días de vela, ella sufre un desmayo. Se la llevan con urgencia.
El masculla groserías iracundas. Media hora, no más, un profesional de bata verde informa: Su mujer está muy grave. Dice que usted sabía que le quedaba poco.
El, gruñendo sonidos ininteligibles, dice al fin: ¡Claro que lo sabía! Pero, ¿quién me cuida a mí ahora?
Un relato, sí, de una de mis obras, pero lo importante, lo trágico es que en primera persona compartí, en malos días, hospital, habitación con él y ella: fui testigo del heroísmo de una mujer maltratada hasta después de su muerte.
Hoy, cuando han pasado veinte años, la sigo viendo sin cesar en sus desvelos, silencios, suspiros... Y la sigo recordando, víctima, como tantas mujeres, de esa heredada y maldita superioridad que sobre ellas ejercen hombres inseguros, cobardes, crueles... que precisan del valioso caudal de bondad y eficacia, capacidades que, sin límites, puede llegar a ser una mujer, para seguir sintiéndose machos, más que hombres.
Con su comprensión, el hombre no puede conocer el lenguaje de los pájaros, ni qué dice el arroyo en su murmullo, ni qué canta la lluvia cuando cae sobre la tierra. Pero el corazón del hombre sí puede sentir y apresar el significado de estos sonidos, cuando elige el silencio, la sensatez para transmitir su significado.
Creo que entendí el lenguaje de aquella anónima mujer, en noches de espantosa angustia, y es por ello que quiero transmitir su significado. Mañana, un año más, al amanecer, arrojaré al aire un puñado de jazmines de mi maceta en homenaje a ella y a otras tantas mujeres maltratadas. También una lágrima.
* Escritora y maestra

22 nov 2009

Pensamientos Pedagógicos

No sabría decir si en el aula yo me he sentido más niña que mis alumnos/as o mis alumnos/as más maestros/as que yo.

Un maestro/a debe metarmofear en sueños todo
lo que pasa por sus manos, porque, maestro/a es el ser humano con capacidad para trasnformarlo todo e incluso para sacarlo de la nada.

Ser maestro/a es ser manantial de donde fluye la ilusión y el amor
como agua limpia, fresca y que puede saciar la sed de todos los alumnos/as


Las mentiras que un maestro/a pueda contar a los niños
jamás cumplirán años, porque ellos pronto, las desccubrirán y puede que, a partir de entonces, jamás vuelvan a creer en nada, en nadie...


12 nov 2009

Mi canto a la vida

A mi nuevo nieto

...Y en este sueño helado de la noche, y en la esperanza del amanecer, que ya se conmueve, te sueño, te veo ya, mi querido chiquitín, en este mundo de luz al que tú has llegado como una sonrisa que se dibuja en el aire e ilumina el camino crepuscular de mis sueños, rotos mil veces y recompuestos por el hechizo creador que es la vida.
Te veo como el mejor beso que puede estamparse en mis mejillas, como la orilla verde y soleada donde mis mejores alas podrán desplegarse y entonar, una vez más, el inmenso himno de la Alegría en este amanecer de luna llena, blanca, maravillosa de noviembre.
Tú, mi niño ya tienes rostro, nombre en el archivo de mis grandes amores.
Tú, que nunca sabrás cuánto te hemos deseado, cuánto soñado, cuánto sufrido, has llegado a la vida porque así lo quisieron dos seres humanos que, al amarse, te soñaron y, desde el mismo instante que supieron de ti, contaban las horas con una extraña ilusión que a todos nos transmitían, como pequeñita ola que nos refrescara en esperanza la rutina de los días. ¡
Sí, sí; eras tú!, que, desde la otra orilla, te erigías ya en guía de nuestros vacilantes pasos. Quiero que sepas que entre lágrimas de alegría, de agradecimiento, de no sé cuántas y extrañas emociones, haz hecho que me sienta, una vez más prolongación maravillosa de un Dios creador que, valiéndose del milagro del amor y soplando en el barro de nuestra nada, nos multiplica, nos crea..
¡Qué maravillosa madre! Casi niña, pero plena de ternura y amor, clavados sus ojos en ti, como el más bello paisaje descubierto, calla, sonríe, y yo creo que también llora.
Y yo, nada, mi canto a la vida y mis gracias a ese dios que esta mañana pone palabras en mis labios y amor, mucho amor en mi corazón




26 oct 2009

Néctar de la vida


PÁJAROS, árboles, flores, mariposas... Sinfonía que se instalará un día en mis ojos, en mis oídos para siempre dormidos y en mi corazón parado sin retorno a la vida.
Aquí, aquí en este jardín, aprendo a vivir y a morir.

YA se ha puesto el sol: Tarde otoñal de 2009. Un día menos para descubrir el misterio de Dios. ¿Y si acaso no hay tal? De cualquier forma, cuando ese día llegue, descansaré en Él.

MI terraza es un tesoro. Desde ella veo la sierra, la campiña, el tráfico... Desde ella veo más cerca el cielo que la tierra. No hay más, y yo que soy consciente de ello, doy gracias a Dios por tener una terraza.

NADIE puede decirnos la verdad de la muerte. Yo, claro está, tampoco, pero hace tiempo que caí en la cuenta, lejos de historias leídas o contadas, que la muerte sólo es el abandono de este cuerpo para entrar en otra dimensión; la del espíritu. Al igual que el feto abandona el claustro materno pata entrar en la dimensión de esta vida.


LA enfermedad, el dolor... nos hacen caer en la cuenta de lo solos que estamos, aunque vivamos rodeados de familiares y amigos.
La enfermedad y el dolor son paisajes que nos retornan a la normalidad con visiones desconocidas hasta entonces.
Bien venidos, pues, sean.






POR lo general nos suele costar la adaptación a los cambios pero sería inútil querer dormirnos y, como la bella durmiente, esperar despertarnos en la misma hora y que todo siga igual. No, a la noche le sigue el día; nunca es la misma hora.
Lo pasado no regresa. Puede ser, no obstante, brújula que nos oriente

LA cara de los demás es, más o menos, el espejo de la nuestra. Si no los miramos, jamás sabremos, más o menos, cómo somos.

BUENA cama y buen sueño es mucho por lo que dar gracias a Dios.

QUIERO ser tierna con el duro. Quiero ser dura con el blando.

LOS hijos, cuando se les ama sin egoísmos, son los hijos de la vida y de la libertad. Cuando se les ama en propiedad, son nuestros esclavos hijos y, al morir, vendrán con nosotros al sepulcro.

7 oct 2009

En el día de los Mayores

Plazas y Jardines, escenario de soledad



Sí, plazas y jardines es el escenario elegido por los ancianos para rastrear en el silencio de árboles, pájaros, flores, fuentes…una vida silenciada por los años pero que, como cálido rescoldo, avientan con el único soplo que les queda: el recuerdo de lo que fue.

¡Cuánta soledad cerca de nosotros! Rozando nuestros pasos, que caminan siempre en imparables urgencias, están ellos…
Solos en compañía, compartiendo plaza, jardín, poyete, ruidos, silencios, pero… sus ojos buscan en distintas direcciones: pueblo, familia, amigos, historias… Allí donde posan sus opacas miradas, se encuentran naciendo, luchando, sufriendo, gozando, ayer, pero en esta soledad de hoy, llena, no obstante, de misterios, cuando abren el micro del magnetófono, que es su alma, notan cómo ya sólo se van grabando los sonidos largos, ¡muy largos! de las horas.
De sol a sol, mientras la ciudad eclosiona en afanes, ¡qué solo y frío el escenario que protagonizan nuestros ancianos!



PASOS QUE NO VAN A NINGÚN SITIO.
OJOS QUE MIRAN Y NO VEN.
LABIOS SELLADOS DE LOS QUE HUYERON SONRISAS Y PALABRAS.
CORAZONES QUE LATEN AL PESADO RITMO DE LOS DÍAS SIN NOMBRE.
¡RECUERDOS, SÓLO RECUERDOS QUE BUSCAN Y ENCUENTRAN, CHISPAS DE FELICIDAD, EN EL ÍNDICE DEL PASADO, EN LA MEMORIA PERDIDA DE LAS COSAS!

¿DÓNDE VAS ABUELO? DE SOL A SOL, TRANSITAS, PEREGRINAS, BUSCAS… PERO, DESDE QUE DECIDIMOS QUE ERAS MAYOR, ¡MUY MAYOR!, NO DEJAMOS PARA TI MÁS CAMINO QUE LA SOLEDAD, MÁS ESPACIO QUE LA NEGRA PASARELA DEL OLVIDO, DE LA INDIFERENCIA,.




¡QUÉ SOLO Y FRÍO EL ESNENARIO QUE PROTAGONIZAN NUESTROS ANCIANOS!

PERO…

NO SON NI EL TIEMPO, NI LA EDAD LOS CULPABLES DE LA SOLEDAD DE LOS MAYORES. NO, LO SOMOS TODOS, CUANDO…
LES HACEMOS CAER EN LA CUENTA DE SUS TORPENZAS.
CUANDO TAN SÓLO SON NÚMERO EN NUESTRAS CASAS.
CUANDO, ABANDONADOS EN PLAZAS Y JARDINES, NO LES DEJAMOS MÁS HORA QUE LA DE COMER Y DOMIR
CUANDO PERMITIMOS QUE SU VOZ SE TORNE SILENCIO PORQUE NO HAY ECO QUE LES RESPONDA.
CUANDO DEJAMOS QUE LES SOBREN BRAZOS PORQUE DE NADA NOS SIRVEN.
CUANDO, EN DEFINITIVA, MÁS QUE ELLOS, PENSAMOS QUÉ HACEN YA AQUÍ

NO OBSTANTE…

UN ANCIANO DEBERÍA SER UN LUJO PARA LA FAMILIA PORQUE NADA HAY MÁS CÁLIDO, TIERNO, ENTRAÑABLE, MÁS SABIO QUE UN ABUELO.
Y PORQUE TAMBIÉN EN SUS LABIOS DE PASTOSAS SALIVAS SE ESCONDE EXPERIENCIA, SABIDURÍA, ACERTADOS CONSEJOS QUE NADIE PIDE QUE NADIE PRECISA… QUE TODOS PERDEMOS.
Y POR QUÉ TAMBIÉN SON BELLOS LOS OCASOS, SI HAY OJOS QUE LO DESCUBRAN EN LOS MÁGICOS ALETEOS DE ÁNGELUS CREPUSCULARES..
Y PORQUE EN LO MÁS RECÓNDITO DE SUS ALMAS VIVE, ENTRE DOLORES SIN QUEJIDOS, ENTRE REPROCHES SIN RESPUESTA, ENTRE EL QUEBRANTO DE UN CUERPO QUE YA NO LES SIRVE, EL NIÑO, EL JOVEN QUE FUE Y QUISIERA SEGUIR SIENDO.


¿Por qué tanta soledad para el abuelo?
¿Por qué molestar a sus hijos?
¿Acaso era mejor morir que vivir como de prestado?
¿Por qué echaría tanto de menos a la “principal”?
¿Sería ella, su única razón de vida?
¿Qué significarían sus hijos?




¡CUÁNTA SOLEDAD CERCA DE NOSOTROS!

Al cruzar la zona ajardinada de un bloque me encontré con Jacobo, un día a de otoño del pasado año. Sentado en un poyete, con la barbilla apoyada en una prosaica marrilla, con la mirada turbia, con labios pastosos, con manos temblorosas, con voz lejana me susurró:
-¿Me puede decir la hora?
Las seis –le contesté, sentándome a su lado- ¿Espera a alguien?
Como si en su mirada no hubiera más caminos que constatar las manecillas de mi reloj, tras unos segundos, sumergido en un reflexivo silencio, exclamó:
-Ni espero ni me esperan. Ya lo tengo todo hecho y lo único que hago es estorbar. ¿Me entiendes niña? Aquí vengo y espero a mi nieto que anda por ahí jugando. Así me quito un rato de en medio, pero, ¿yo qué hago ya aquí?

Aquella interrogante, como un dardo, me laceró el alma. Me hice el propósito de pasar por allí cada tarde y acompañar un rato a Jacobo. Sus palabras se repetían inexorablemente: ¿Y yo que hago aquí ya, niña? Tuve que irme con la principal. Ella era una santa... Por las noches tengo dolores pero… ¡Mejor sería que Dios me recogiese!
Me alejaba triste. Me llevaba, sin respuesta, las palabras de Jacobo.
La víspera de Navidad me despedí de él:
-Hasta que pasen estos días, Jacobo –le dije- Que sea feliz con su familia. Se me quedó mirando con una serena mueca que venía a ser sonrisa en aquellos labios en los que ya no quedaban palabras.
Pasada las fiestas y al regresar al jardín, con bastante frío, me detuve en el poyete de Jacobo: deseaba, más que nada, el reencuentro con mi amigo de tantas soledades.
Miré, busqué... Por entre la espesura de los arbustos, apareció un pequeño que, con la cartera a rastras, nada más verme, voceó:
-¡El abuelo se ha muerto! ¡Se lo llevaron al cementerio!
¡Cuánta soledad en su mirada! ¡Cuánta tristeza en sus palabras! ¡El abuelo se ha muerto! ¡Abuelo, de ojos grises, de labios amoratados, de manos sarmentosas, abuelo de mis caminos, siempre en mi corazón tendrás el rescoldo de mis buenos recuerdos!
Te fuiste sin decir adiós, sin hacer el menor ruido. Quiero volver a verte, abuelo, quiero conocer a esa mujer que te hizo feliz.



PASOS QUE NO VAN A NINGÚN SITIO.
OJOS QUE MIRAN Y NO VEN.
LABIOS SELLADOS DE LOS QUE HUYERON SONRISAS Y PALABRAS.
CORAZONES QUE LATEN AL PESADO RITMO DE LOS DÍAS SIN NOMBRE.

¡RECUERDOS, SÓLO RECUERDOS QUE BUSCAN Y ENCUENTRAN EN EL ÍNDICE DEL PASADO, EN LA MEMORIA PERDIDA DE LAS
COSAS!



EL SEÑOR DEL JARDÍN
Sí, con sus pies torpes, sus muchas enfermedades, sus noventa años, él era, porque yo así lo veía, el Señor del Jardín.
Bien vestido, aristócrata de gestos, más que de palabras, borradas por un evidente parkinson, colgado de una descomunal pipa, a todas horas y por cualquier camino o atajo del jardín, en todas las estaciones, por entre arbustos, paso de trenes, juegos de niños, corrillos de ancianos, o éxtasis en parejas de enamorados, aparecía aquel hombre de muchas y viejas historias.
Recuerdo sus torpes reverencias al saludarme, y recuerdo sus ojos pequeñitos, clavados en los míos, mientras, entre temblores, trataba de contarme su pasado. Un pasado honorable, del que no obstante se hacía patente una queja: Nueve hijos y, ¡cuánta soledad!
También, un día, el Señor del Jardín, se me fue para siempre. En memoria de él escribí su nombre en una gran palmera, su árbol favorito. La llamé Palmera de los besos porque cada día, cuando paso junto a ella, deposito un beso que mando al Señor del jardín para que allá donde esté sepa que su recuerdo seguirá vivo en este su reinado de soledad.


Y CUANDO EL SOL SE PONE, CUANDO EL CREPÚSCULO ANUNCIA EL PUNTO FINAL, DEL DÍA, NUESTROS ANCIANOS CAMINAN DE NUEVO… ¿HACIA DÓNDE? LA RESPUESTA ESTÁ EN NOSOTROS.



Envejecer no es jubilarse de la vida. No obstante, somos nosotros los que jubilamos a los mayores cuando le reprochamos que no ven bien, que no oyen bien, que olvidan cosas, que se les va la memoria, etc.
Aún así, con las "inevitables goteras" de los años, un mayor es una pieza de lujo para nuestros hogares porque su sabiduría y calidez son ingredientes que no sobran, precisamente, en nuestra sociedad.



No consintamos jamás que un mayor se sienta inútil a nuestro lado. Démosle oportunidad de colaborar, de enseñar, de echar la mano que pueda a las cosas que pueda porque de ello dependerá su supervivencia.


Tiende una mano al mayor para que, sin miedo, se incorpore a los cambios elementales que todos experimentamos. Otra cosa equivaldría a dejarlos arrinconados sin remedio.

No hay mejor espejo para nuestras vanidades que contemplar el rostro de un mayor, cuando se siente de vuelta de todo.


Todos nos vamos haciendo mayores día a día y creo que sería necesario tener en cuenta la gran riqueza que pueden aportarnos las personas mayores y todo lo que pueden enriquecer nuestro crecimiento.


¿POR QUÉ SE MUEREN LOS VIEJOS?

Una de mis hijas, cuando sólo tenía seis años, me pregun­taba: "Mamá, ¿por qué se mue­ren los viejos?" Exactamente no recuerdo qué explicación le daría. Posiblemente la que todos tenemos en mente, cuando comprobamos la edad de algún difunto en las esquelas mortuorias: "¡Los años, los años que no perdonan!"
E, interiormente, en un querer ver y no ver, hacemos un ligerí­simo arqueo comparativo, al tiempo que nos reconfortamos con el resultado: "¡Ochenta, noventa..! ¡Nos que­dan años todavía!"
También para el difunto joven tenemos nuestras razones: "¡Habría que ver qué vida lle­vaba, qué excesos, qué descuidos de salud, etc.!"
Así, más o menos, andamos to­dos: convencidos de que los viejos se mueren de viejos, y los jóvenes por irresponsables errores de los que habría que tomar buena nota, cuando todavía estamos a tiempo: vida sana, mucho andar, poco comer y paz, paz del espíritu y calma ante los acontecimientos.
No obstante, mi obsesión por los mayores, hace tiempo que me llevó a otras bien diferentes con­clusiones:

.. la mayoría de los viejos se mueren porque nada hay en la vida que les interese, nada que los motive, nada que les sirva de excusa para seguir viviendo, nada de ilusión, nada por ha­cer.

La última vez que visité una re­sidencia, hace unos días, me rea­firmé en estas tristes realida­des, y no quiero que haya malos en­tendidos acerca del trato allí re­cibido.
No, no es eso, al menos en la mayoría de las residencias que conozco.
El problema es tan transcen­dente como simple, porque residir es sinónimo de habitar pero no de vivir en el sentido de utilidad, provecho, luchas y alegrías que conlleva el proyecto vida al que nadie quiere renunciar por mu­chos años que cumpla.

Cada vida - Ward Howe - ha de tener sus espacios huecos, que el ideal ha de rellenar.

Sucede que, tal y cómo social­mente nos hemos organizado, a los mayores les hemos secado esos espacios, y lo hemos hecho, y lo hacemos, con una despia­dada forma de entender sus limitacio­nes y deterioro de ca­pacidades: "Estás sordo; no te enteras; estás ciego, ¿no ves?: date más prisa; tropiezas en todo; no te muevas, que te vas a caer: ¿qué dices? Habla claro..."

Y al mayor se le van apagando los pequeños destellos de ilusión que puedan quedarle, máxime cuando la ternura, la atención, el sabio proceder de cuántos le ro­dean brille por su ausencia.
¡Qué duro debe ser el final para quienes se sientan abandono y soledad!
Padres, madres que lo dieron todo, que de su vida hicieron una dedicación plena y absoluta, sa­crificando mucho más de lo que les pertenecía por el bien de sus hijos, hoy, ¡qué pena!, sólo pien­san, sólo viven para la hora de esa visita, que muchas veces ni llega, de los hijos, de los nietos, de los familiares y amigos.
De todo esto mueren los viejos, aunque yo no pudiera explicárselo así a mi pequeña Belén que tanta pena sentía, y siente, por ellos.
¡Ojalá nunca lo descubra por experiencia!, pero sí por conoci­miento de la realidad que somos los seres humanos, que arrinco­namos a nuestros mayores, cuando deberían ser decoración para nuestras casas y sabiduría para nuestras complicadas vidas.

En su mirada subyace, desve­lado, el profundo misterio de las cosas.

No, los viejos no son deshecho, ni son tontos, ni son niños, ni están muertos.
Busquémosle con amor un sentido que siga alentando el rescoldo de la grandes fogatas que fueron sus vidas.






































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































23 sept 2009

Ya estamos en el otoño


Ya estamos en el otoño.
Remolino de tonos grises, anaranjados, violetas…
más bien húmedos, más bien fríos.

¡Qué mágica luminosidad en tierra, cielo, horizontes...!
¡Qué suave brisa noto palpitar en mis mejillas!
¡Qué bella diosa blanca este amanecer otoñal!
¡Qué colmenar de azahares mi alma, éxtasis de sueños infinitos!

Pájaros emigrantes surcan mis cielos amanecidos tan de mañana.
Día y hora de lejanos ecos, que reverberan sueños.

¡Qué poca cosa yo, estrella fugaz en brazos de alas calmas!
¡Qué niñas mis lágrimas, sin destino, desbordadas!
¡Qué ardor en mi sangre, pulmón de tantas ilusiones inventadas!

¡Adiós, pájaros adiós!
¡Me izan aires y me aúpan a vuestro futuro destino!
¡Me crecen remos en el mar de tan larga travesía!
¡Me seduce y conjura tan maravillosa emigración!
¡Volved, pájaros, volved!

Nubes que llegan,
hojas que reverencian mis pasos,
chirriar de pozos,
voces lejanas,
arrullo de palomos,
recuerdos que me arrullan en los adentros...

Y el otoño que llega un año más.
Y en mis labios, el susurro de una plegaria:
Déjame, Dios, un día más.

11 sept 2009

Microrrelatos Pedagógicos

1
Un alumno, en competencia con otro, me abordó:
-¿A que el águila es más fuerte que la paloma? –dijo convencido.
Yo le contesté: ¿Quién crees tú que era más fuerte David o Goliat?
El pequeño, tras un silencio, contestó:
-Yo lo que sé es que David fue más listo.
-¿Ves, ahora, -le dije- quién puede ser el más fuerte?
Sí, -contestó- el que tenga más maña

2
Me preguntaba una niña
-Maestra, si el pez grande se come al pez chico, el último de la fila, ¿a quién se come?
Por unos instantes, dudé en la contestación. Después, improvisé:
-Pues, los chicos se comerán unos a otros y...
Antes de que terminara mi improvisada “lección”, ella exclamó:
-¿Y por qué los grandes no se comen también a los grandes?

3
Cierto día un pequeño de siete años llegó muy triste a clase.
-¿Qué te pasa? -le pregunté- Parece que te noto triste.
-Es que mis padres a lo mejor se divorcian. Esta noche los he oído pelearse en la cama.
Al día siguiente, llegó radiante. Se me acercó y dijo:
-Seño, mis padres ya no se divorcian; esta noche los he oído “respirar” en la cama.

4
Un día llevé a clase una bonita tórtola de plumas blancas y collar negro.
Los niños/as, desde sus respectivos sitios, la observaban sin perderse ni un sólo de sus movimiento.
Cuando la tórtola arrulló la primera vez, yo dije:
-¿Os habéis dado cuenta cómo la tórtola parece que llora?
Pero, cuando arrulló por segunda vez, todos a una exclamaron:
- No, maestra, la tórtola no llora; la tórtola ríe.

14 ago 2009

NÉCTAR DE LA VIDA II

De mi obra del mismo nombre.


Cuando salí, era noche, y los campos paraísos negros fundidos con el yermo horizonte.

Cuando llegué, era día, y los campos alfombras de amapolas, margaritas, mariposas, pájaros...
No, no había milagro; sólo que yo ignoraba que, para ver la luz,
había, ¡claro! que esperar al día.



¡Pobres seres humanos a la caza de la felicidad!
La esperan mañana, pasado, el otro...

La esperan regalada, gratis...
Pero la felicidad sólo son momentos, y viven, y están..
¡Claro que están!, pequeñitos, raudos, vertiginosos... en el transcurrir de los días.
Para mí, en este atardecer otoñal, en el poyo de este jardín, respirando el vaho mágico de esta hora, tierra mojada de un precoz chaparrón...
Para mí, en la hoja que cae, en el tren que pasa,
en el papel que vuela, en el amanecer negro de nubes...
Para mí, en el recuerdo de momentos vividos al rescoldo del amor...



Ofreciendo voy, por los caminos mi perla, aquella que, tras muchos años de rodar y rodar,

logré cincelar sin más herramienta que el amor.
Quédate con ella -me contestan todos.

Las perlas brillan demasiado y podrían oscurecer nuestros propios destellos.
Pero mi perla es mía.

¡Bueno! Si nadie la quiere la guardaré en el corazón

y su fulgor me sobrepasará, seguro, más allá de la muerte.



¡Decidme algo, árboles silenciosos!

Quiero entender vuestro lenguaje.

Quiero comunicarme con vosotros, mis amigos.
Tal vez vuestra voz sea este soplo de aire fresco

que corre entre vuestras ramas y tanto me reconforta.
Tal vez vuestra voz sea la bravura de estos leñosos troncos

que me sirven de apoyo en mis fatigas.
Tal vez vuestra voz sea el silencio

que hace posible la transparencia de vientos, pájaros... pasos.


Aquí, frente al mar,
en este camino blanco que la luna llena abre, estoy.

¡Cuánta belleza..!
¡Detente mar..!
¡Detente, luna..!

¡Que las olas corran por el mundo
y se tornen abrazos de paz .!
¡Que mis brazos se alargue al amigo
y colmen de ternura su alma!

No quiero perder este atajo de luna y mar
por donde mis pasos caminan, sin miedo,
y se emigran, persiguiendo un sueño.

¿Me moriré siendo tonta..?
¿Me moriré siendo sabia..?
Me es indiferente, creo

¡Ahora, sólo mar y luna!

2 ago 2009

NÉCTAR DE LA VIDA

De mi obra, Néctar de la Vida: Sencillas reflexiones sobre lo mucho que tenemos y, no obstante, tan sólo nos preocupa lo mucho que creemeos nos falta.

¡POBRES seres humanos a la caza de la felicidad!
La esperan mañana, pasado, el otro... La esperan regalada, gratis...
Pero la felicidad sólo son momentos, y viven, y están... ¡claro que están!, pequeñitos, raudos, vertiginosos... en el transcurrir de los días.
Para mí, en este atardecer otoñal, en el poyo de este jardín, respirando el vaho mágico de esta hora, tierra mojada de un precoz chaparrón...
Para mí, en la hoja que cae, en el tren que pasa, en el papel que vuela, en el amanecer negro de nubes...
Para mí, en el recuerdo de momentos vividos al rescoldo del amor...
En este, mi momento presente...
En éste mi único momento
¡No puedo esperar a otro!
______________________

UNA noche, con una caracola en el oído, me quedé dormida.
Soñé que era una ola chiquita y que jugaba con niños en la playa.
De pronto, se levantó viento y me transformó...¡sí, sí..! en ola gigante que rugía y espantaba juegos, arrasaba sueños, tornaba la alegría de los niños en árido paisaje de rocas, pedruscos, miedo, noche, frío...

Cuando desperté, me dije: Haré siempre lo posible por ser ola pequeñita; los niños, mi trabajo, mi sueño, mi vida..., jamás tendrán que huirme.

Sí, seré para ellos caricia.
Sí, seré para ellos cuento.
Sí, seré para ellos paisaje de sueños...
Para ellos, sí; también para mí, para todos...
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ME descubro, y guardo silencio, cuando un coche fúnebre se me cruza en el incesante tumulto de tráfico y gente que son las calles de la ciudad.
¡Un minuto de silencio, por favor!
Descubríos, amigos. Respetad a este último recorrido por nuestras calles, camino de sus largos pasos, y entre la gente que, durante muchos años, lo saludaron al paso.

¡Inclinad la cabeza, amigos...!
¡Un minuto de silencio, por favor!
¡Tan sólo un minuto...!
¡SILENCIO...!
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HOY, en este poyete de la plaza, frente a la escuela, quiero recordar al viejo Miguel.
Aquí se pasaba el día esperando a que su nieto, aquel pequeño de babi blanco, saliera del colegio. ¡Sólo un día faltó!
Y el pequeño, con la cartera a rastras, al verme, exclamó: ¡Se ha muerto el abuelo!
Ahora lo recuerdo y, en sus ojos ruinosos, una mirada opaca que no obstante, sonreía.
Y unas palabras siniestras en sus labios secos: Niña, ¿yo qué hago ya aquí?
Sí, comido de arrugas, comido de achaques...
¡Sólo un día faltó!
El día que dejó el poyete y se fue con DIOS.
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22 jul 2009

A MIS HIJOS


No, no es mejor vivir como vulgares e indiferentes caminantes. Existe el placer inmenso de amar y ser amando.
Ojalá vuestras vidas sean un derramar amor, porque será la única forma de cosecharlo.
Y sin duda el amor es el motor, cuerda que os mantendrá vivos en esta provisionalidad que somos.
Sí, la que al final de cada día sea diadema que orle vuestro cuello.






Amad, hijos, amad al pobre, al rico, al viejo, al niño…
Amad el amanecer y el ocaso, la rosa y la espina,
Amad la vida, soñadla, inventadla pero no dejéis de amar.



La persona que se siente amada, siempre tendrá éxito en sus empresas porque el amor pone alas en nuestros corazones y nos remonta a esa dimensión donde todo adquiere un nuevo e ilusionante sentido, porque cada cosa que se comparte en amor, se duplica en sentires y trascendencias.
Y cada cosa que se vive en desamor, se divide.



Tendríamos que vivir en una constante declaración de amor, que no es otra cosa que ese gesto que dulcifica la mirada, que imprime calidez a las palabras, que derrama belleza en los momentos