Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

31 ago 2016

Mala Memoria

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
ISABELAGÜERA

Tirando de Internet, ¡hay que ver las cosas que se aprenden! Sí, porque en esta ocasión me he podido enterar de la mala memoria del genial Woody Allen. ¡Pues no va y dice que sólo existen dos cosas importantes en la vida! La primera el sexo y la segunda... ¡pues que no se acuerda! Y claro, si de dos se le olvida una o es que nunca la aprendió o es que padece alguna enfermedad desgenerativa, en cuyo caso, merece un respeto, si bien yo me inclino por aconsejarle una buena dosis de palillos de pasa, y creo que también para la especie de pandemia universal de pérdida de memoria, porque el Instituto de Política Familiar nos ha comunicado que, según un estudio reciente, cada 3,7 minutos --ya es precisión-- se produce un divorcio en España y dice que vamos a la cabeza de Europa en esto de casarse y descasarse y dice que las administraciones públicas deben tomar carta en el asunto y tomar medidas urgentes y hacer un cambio de rumbo en cuanto a medidas legales, protección social y cultural del matrimonio y la familia.
Y mientras leo y releo, lo que dicen unos y otros, la segunda cosa importante, ¡que no aparece por ningún lado! No obstante ante mí ondea revestida de magia, como niña de un día que precisa la maravillosa cuna de muchos ingredientes aunados: el amor. Y que sí, que puedo parecer una trasnochada romántica pero yo creo, seguro, que los matrimonios que se han roto en estos largos minutos que escribo, ni tan siquiera conocieron la palabra amor. En las peanas de sus vidas en pareja, rotularon tan solo la cosa importante que recordaba Allen: sexo. ¡Y al garete la pareja! porque, a la pasión, al deseo de acostarse con alguien, habría que sumar el deseo y la pasión de despertar en los ojos, en el alma de ese alguien.

El amor, tan olvidado y maravilloso, es la primera cosa importante en la vida, al menos para mí.

28 ago 2016

Jamás de los jamases

Día el de hoy, amigos, último domingo de agosto, para organizar y mejorar el día de mañana. Hagamos o vayamos a dónde sea o con quién sea, el trato con los demás es el diario mejor o peor que tenemos que asumir porque no somos islas, aunque a veces lo deseemos; tampoco sería lo mejor.   
 Lo mejor, desde mi punto de vista, es aprender a ser sencillos, humildes y justos.
De hay mis Jamases de hoy

JAMÁS DE LOS JAMASES

·       Jamás en una conversación, trates de hablar más que los demás; mejor, escuchar.
·      Jamás interrumpas al que te va a contar algo, bien para hablarle de ti o exclamando: ¡eso ya lo sabía!
·   Jamás mires al móvil, al ordenador o a cualquier otra cosa, mientras alguien te cuenta algo.
·   Jamás desmontes  una mentira, aunque conozca   la verdad, si la persona se disculpa, evitando así que se sienta humillada.
·       Jamás preguntes, si descubrís que una persona tiene un defecto físico o de familia y menos aún lo delates.
·    Jamás digas “eso lo hago  o lo sé yo mejor” aunque sea verdad. Mejor callar y cuando sea oportuno demostrarlo con hechos.
·       Jamás respondas a un insulto con otro insulto, porque no solo os iguala sino que no hay mayor insulto que el silencio por respuesta.
·   Jamás trates, si alguien tiene especial fe en algo que no perjudica a nadie, de demostrarle que está equivocado. Sería como robarle un recurso que posiblemente le ayuda a vivir.
·    Jamás hables del error del otro, Si ya ha sido consciente de ello y no lo puede corregir, porque seguro que no lo repetirá.
·      Jamás discutas con un orgulloso. Sera la mejor forma de que entienda que el orgullo de verdad es saber callar a tiempo.
·     Jamás niegues al otro la oportunidad de quedar bien, aunque tengas que adelantarte improvisando una mejor interpretación.
·       Jamás juzgues a alguien sin detenerte unos momentos y ponerte en su lugar.
·       Jamás envidies, con malas artes, algo que tengan los demás. Seguro que cada uno de nosotros tiene mucho que los demás no tienen. Nadie lo tiene todo. Por eso nos necesitamos para  convivir y no para  "jugar "a guerrillas absurdas.
·      Jamás presumas de  saber más que los demás. Posiblemente tus  oportunidades de saber no sean las del otro. Por eso, o no hables de tu “sabiduría” o si lo haces hazlo   con humildad.
·   Jamás, para nada, midas la “talla” de los demás porque, sí así haces, solo  conocerás y conocerán la tuya.
·      Jamás condenes a un delincuente a la ligera, porque tras él hay una familia, una escuela, una sociedad y puede que hasta tú mismo. Mejor pedir barrotes para todos.
·      Jamás te sientas superior al otro por mucho que tengas o recibas; solo eres superior si tus ojos miran siempre en la misma dirección: vida y muerte. 






26 ago 2016

Casi nada


Silencio y paz en este perdido rincón del mundo 
donde mano oculta engalana mi cuello 
con la valiosa joya de la esperanza.


Nada. 
Pero esta noche noto como si algo que me naciera en el alma se estrellara en este atardecer que empieza a ser noche, buscando sin descanso la urgencia de un dios que necesito desde mi nada, 
porque nadie puede entender mis lágrimas, cuando los árboles, cuajados de pájaros, empiezan a silenciar en sombras este lugar de nadie donde yo eternizo recuerdos y agonías.
No, no sé qué me pasa, pero, al abrir el micro de mi corazón, noto cómo se graban los sonidos de la tierra: abismos, montañas, pinares, nubes, flores, pájaros... 

¿Dónde está la gente que puebla el mundo? Busqué, llamé, mendigué pero, ¡nada, nada...! Somos débiles, frustrantes, egoístas, clavamos la espina y…, nada: adiós.
A lo lejos, oscurece, avanza la oscuridad. Me llega una bocanada de olor a tierra, a tomillo, a romero, a jaras... Rítmica armonía y silencio en las suaves horas de este anochecer.
Y mi alma, ímpetu secreto de sentires, se agita vigorosa en esta mi hora de confidencias, izadas por el limpio césped de este retiro, cual alas desplegadas al viento, cual gaviota que surca mares en calma y tempestad, cual latido gigante del corazón del mundo que rezuma ocultos quejidos. Lejos de aquí, la ciudad, la gente, la hipocresía, la mentira, la deslealtad, la envidia…
Sí, me quedaría aquí, sola, sola, pero en brazos de la eterna hora calma.
Nada, nada, pero sé de la diana, y en el blanco, sí, con mi mejor dardo, un mensaje con sello de urgencia: necesito que existas ese algo que busco desde el mismo día de mi nacimiento, necesito a alguien distinto, necesito, sobre todo, un dios.
Y la puerta de los ecos, con idéntica urgencia, se abre y me repite: ¡si estoy en ti!

24 ago 2016

Consejos a mis nietos

Buenos días, amigos: hoy, jueves, releía la obra dedicada a mis nietos, la mayoría de ellos  ya con años suficientes para entender, prácticamente, todo. Os  transcribo un capítulo porque me parece interesante para todos, y lo digo desde la experiencia de vivir con ojos y oídos bien abiertos para aprender a ser mejor persona, más educada, sencilla y  conforme con lo que soy y tengo.
Así que vamos hoy con una de “Consejitos”, nombre como muchos ya sabéis, de dicha obra.
   

Queridos nietos y nietas:
¡Cómo habéis crecido! Me parece que fue ayer, cuando os recibí en mis brazos, que se tornaron el más cálido  y tierno abrazo que podíais recibir al llegar   a este mundo.
Pero eso no significa  que os quiera eternamente niños, significa tan solo justificar que mis consejitos tienen que  ir por otros derroteros de cara a  los que ya habéis cumplido los catorce, quince,  y hasta veinte años.
Así que yo escribo y vosotros  “recogéis” lo que os guste.

No caigáis en la tentación de querer pareceros a otros por muy famosos que sean, porque  lo mejor que tenéis es vuestra unicidad;  no la perdáis, porque de lo contrario seréis unos más de la serie, y los seres humanos somos tan únicos  que jamás uno más otro se les pondrá poner el signo del igual.
Entended, pues, que las modas que tanto os gustan no a todos les van. Está bien que las sigáis pero sin perder ni un ápice de vuestra personalidad.
No sintáis vergüenza ni os consideréis cobardes por no hacer ciertas cosas o seguir costumbres comunes entre los de vuestra edad, pero que os pueden perjudicar. Hay que saber decir no, y eso no es una cobardía, sino, a veces, una heroicidad.
A vuestra edad la pandilla de amigos es muy importante, pero aún más lo siguen siendo los padres. No lo olvidéis y escuchadlos, cuando os quieran asesorar sobre algo.
Cuando vayáis a discotecas, conciertos, etc. evitad la excesiva euforia que hace que se pierda el sentido real de todo. Cuidad bien de saber dónde están las puertas de emergencia, huid de las aglomeraciones de entradas y salidas. Respetad y haceos respetar. Pasadlo bien pero no olvidéis esto: que al llegar a casa de vuelta, os sintáis igual, o mejor que cuando salisteis.
Sin poder evitarlo os cae mal lo que dicen y hacen vuestros padres porque ya no os gusta que os traten como niños, pero haced el esfuerzo de entender que, para los padres, los hijos siempre siguen siendo, como mínimo, un poco niños..
No marginéis a nadie por su condición; solo por su mala educación, aunque tampoco debéis humillarlos. Solo alejaos de ellos.
Hay que servir a todos, pero de igual a igual, porque, si alguien quiere engañaros, con aparentes halagos, desconfiad porque lo más probable será que, cuando más os entreguéis y menos esperéis, os traicione.
No devolváis nunca mal por mal, ya que, si así lo hacéis, estaréis multiplicando el mal y de lo contrario estaréis haciendo crecer el bien.
 Si vuestros padres se equivocan en algo,  no se lo echéis en cara. Todos nos equivocamos. Con buenas palabras dadle vuestra versión. Seguro que la entenderán.

Y, bueno, lo dejo por hoy que os conozco y aunque me digáis: ¡que sí, abuela!, para vosotros estaréis pensando: ¡qué pesada mi abuela!