Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

15 jun 2015

Gigantes y enanos

 (Anécdota personal)

Buenos días de lunes, amigos: os cuento, hoy, una anécdota personal, aunque bien podría ser un relato de ficción. La he titulado Gigantes y enanos porque  así fue como  vi aquel pequeño episodio que a pesar de los años transcurridos me ha servido para  no considerarme gigante ante nadie y ante nada; solo ante el necio.
Hacía días  que se venía anunciando la firma de ejemplares de un famoso escritor, cuyo nombre omito por razones éticas. Por aquel entonces  yo tenía publicada dos obras y me ilusionaba ser la primera en recibir la firma de aquel autor. 
Madrugué y nada más abrir las puertas del Corte Inglés me apresuré a buscar su obra. Pero allí estaba él, solo y rodeado de estanterías donde su obra aparecía amontonada. Al verlo me pareció tan gigante que me sentí  enana. No obstante, le eché valor y me dirigí hacia él. Lo saludé y quise decirle unas palabras, pero su atención y su mirada estaba fija en los posibles compradores que entraban y en los Medios de Comunicación que sin duda esperaba. Lo siento, señora –me cortó rápidamente-; no puedo atenderla.
Me alejé decepcionada y triste, pero a los dos pasos siguientes, me encontré con una familia en pleno de Alcolea donde yo en aquellos años ejercía. Me rodearon, abrazaron y su alegría al encontrarme era desbordante.  
Un instante me volví a mirarlo; seguía solo. Fue en aquel momento cuando yo me sentí gigante y a él lo vi como un enanillo en busca de dinero y fama.

Así es, amigos. Hay muchos gigantes de humo que se desvanecen con  solo dos palabras.  Ante ellos, por pequeños que seamos, resultaremos auténticos titanes porque les importa más. mucho más, una cámara que un ser humano.

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