Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

5 abr 2011

Aprendiendo a Envejecer


Recientemente trabajo en una obra, que, en principio, titulo: Aprender a Envejecer. De ella extraigo algunas frases que considero pueden servir de reflexión a cualquier edad.


Es necesario que los años no nos hagan caer en brazos de prejuicios, sino que hagamos prevalecer la sensatez necesaria para sabernos, si bien parte de un determinado grupo, únicos, personales y socialmente útiles.

No es más bello el amanecer que el ocaso. El nacimiento del día suele ser luminoso, brillante, casi insultante. La puesta de sol suele ir acompañada de nubes, arrastradas a lo largo de su recorrido, pero  irisadas  de  mágicas tonalidades  que estremecen el universo

El envejecimiento exitoso es un trabajo diario, es trabajo feliz, es un trabajo productivo que logra un enriquecimiento único y especial, que se define en términos de bienestar propio y satisfacción subjetiva, y que trasciende la edad biológica

La gran sinfonía de la vida deberá terminar en un gran final de paz y serenidad, de seguridad material y emocional así como de atención espiritual; y no con el golpe estridente de un tambor que se rompe o unos címbalos que se estrellan..

La vida es hermosa, a cualquier edad, si se sabe vivir pero también puede convertirse en un infierno. Hagamos de cada día un tiempo de alegría, sencillamente porque vivimos y vivir es todo. No esperemos a valorarlo en el último momento. Será demasiado tarde.

La vida es un corto paseo al atardecer de un bello día. Cada paso que damos es una pérdida  de juventud natural o física,  también puede y debe ser un renovar e incluso acrecentar nuestra juventud de espíritu.

Yo creo que hay distintas formas de vivir: como simple rueda o como bola de nieve. Las ruedas, ya se sabe, se desgastan con el camino, se enmohecen, oxidan, se tornan chillonas, se  astillan, se desbaratan y ni para leña sirven. Las bolas de nieve van creciendo con el rodaje, si bien arrastran y envuelven abrojos, guijarros, polvo, camino… Prefiero ser bola de nieve que, al derretirme, pueda limpiarse de impurezas, a ser rueda sin reciclaje posible
    
Desdramaticemos, arrojemos lejos de nosotros el miedo  a ciertas palabras que las consideramos los grandes fantasmas de nuestros días, palabras que rehusamos, que apartamos de nuestro vocabulario, y lo que es peor, queremos borrar del escenario de nuestras vidas porque son como el arcaduz  implacable de la  memoria que, sin tregua, nos recuerda cómo la juventud se aleja de nuestro horizonte, pero no todo está perdido; nos queda camino por recorrer.

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