Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

4 oct 2015

Día Internacional del Docente


De ninguna manera podía dejar pasar este gran día  en el que todos, pero de forma especial los que por profesión nos llamamos maestros, tenemos que hacer un alto en el camino y detenernos a contemplar esta bellísima misión que se nos ha otorgado.
Y mi mejor manera de hacerlo es recordando y recogiendo de mi obra, Pensamientos Pedagógicos, editado por CCS, algunas breves reflexiones.

Maestro   es el que sabe,  respeta y valora que un alumno más otro jamás sumen dos.
En el juego de “seguir los pasos”, el maestro jamás debe ir a la cabeza. Su lugar es  ser el último de la fila. De lo contrario, ¿cómo conocer el “paso” de cada uno?
Si tus alumnos bostezan, puede que hayan dormido poco o puede que tú los estés durmiendo.
Si un día careces de ilusión, date de baja de la enseñanza. De lo contrario convertirás tu escuela en un árido paisaje donde no será posible la vida.
Entre educar y manipular tan sólo media un paso. Si no se vigila, la manipulación  se impone
Hay maestros que primero deforman y después tratan de formar.
La disciplina no es una amenaza de castigo, ni un golpe en la mesa. La disciplina es un halo de paz y orden que brota del maestro  e imanta a los alumnos.
Si los alumnos son una copia de su maestro. ¿Qué mostrarán, cuando se les exija el original?
En la mirada de cada niño se esconde un futuro. El maestro no debe olvidarlo, obnubilado por el presente
Ser maestro es, ante todo, entender que los alumnos no son sumandos de una suma. Luego jamás se les podrá aplicar el signo del igual.
   Ser maestro,   es ser manantial de donde fluya la ilusión y el amor como agua fresca donde   beban todos.
Un maestro debe trasmutar en sueño todo lo que pasa por sus manos, porque maestro es el ser humano con capacidad para transformarlo todo, de crear de nuevo todo.
Un maestro debe ser la almohada dónde mejor puedan dormir sus sueños los alumnos.

Un maestro no debe abandonar ni un día el aula sim haber oído la voz de todos y cada uno de sus alumnos, sin haberlos mirado a los ojos, sin haberle dirigido una palabra de esperanza, sin haberlos hecho felices a todos y cada uno.



Y maestros somos todos, amigos, porque todos podemos enseñar algo, y alumnos somos todos porque todos podemos aprende mucho

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