Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

5 abr 2015

Resucitemos cada día



Sí, amigos lectores que cada día me sorprendéis  hasta en los más recónditos lugares con palabras  alentadoras. Hoy lejos de Córdoba, con la luna  sobre el mar por escenario, cuando la Semana Santa eclosiona en Pasos, saetas, inciensos... yo me remonto ya al  domingo de Resurrección y quiero dedicaros el monólogo que  me brota, fluido  e imparable, al recordaros  y recordad cuánta emoción me produce cada año la celebración de este día que  hoy, entre brisa marina, gaviotas, silencio de una playa en calma total, me trae memoria más intensa que la imagen o el timbre de miles de voces. Son mensajes profundos que sólo yo conozco y que me provocan incontrolables deseos  de elevarme de esta `playa a la búsqueda de un eterno abrazo con el universo. ¡Qué paz! ¡Qué amor! ¡Qué misterio! 
Una leve caricia noto correr por mis mejillas... ¿lagrimas? Pueden ser, pero esta vez de emoción por haber tenido fuerzas para superar momentos difíciles. También  de alegría por estar aquí con todos vosotros, mis amigos, con la luna, con un silencio que es potente eco de recuerdos, celebrando ya esa maravilla que somos, cuando definitivamente nos sentimos resurgir como criaturas nuevas, tras cada noche de lúgubres pesadillas, tras cada evento que nos sumerge en dolor y apatía.
¡Qué felicidad mirar al cielo y comprobar que siguen los astros, y que la Osa Mayor permanece inmutable,  juguete eterno de mis sueños. También yo sigo existiendo y saboreo con placer mi constante resurrección, mi decidido esfuerzo de levantar la loza de tan múltiples sepulcros como a veces tratan de ahogar las ilusiones de mi alma. Pero lo importante es la paz que conduce mi barca por las aguas tranquilas  donde la fe amansa tempestades y resucita muertos.. 
Queridos amigos, asistid conmigo a este maravilloso parto de la luna. Allí donde estéis mirad al cielo, levantaos, caminad,  dejando atrás  los despojos muertos que yacen en nuestro interior.  El ayer ya no es hoy, y  hoy, nada más abrir los ojos, tuve miedo de haberos perdido, pero no: seguís vivos
Haciendo caminos y rompiendo silencios. Algo me guía por los azules vientos.


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