Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

23 may 2015

Abuela, ¿tú votas?


Antes de dar, pues un paso, emitir un voto,  guiado por los demás, 
detente a contemplar, no tu individualidad, sino la parte de todo, y de todos, 
que eres y verás cómo ese paso marcará profunda huella 
en el albero de tu caminar, si lo das con responsabilidad.


Mi querido Gonzalo: Tus dudas, tus repentes, tus contradicciones… son para mí como descubrimientos que me llevan a colarme en tu piel y sentir que, a pesar de tus diecisiete años, sigues siendo un niño, pero un niño que empieza a cuestionarse la vida, las responsabilidades y los comportamientos humanos. De ahí que no encajen en tu mente, y menos aún en tu corazón, los vaivenes de una sociedad que te sirve en bandeja manjares que, mezclados con sustancias contaminantes, empiezan a causarte como indigestión y te crean incertidumbres que vomitas  de forma tan ingenua y natural que me emociona el oírte y casi me deja sin respuestas.
Hace años caí en la cuenta de que nadie tiene esa verdad absoluta que tú buscas con los oídos bien abiertos a lo que decimos los mayores, sobre todo. Esa verdad te la tendrás que fabricar tú solo, con la experiencia que te irá dando la vida. Los humanos somos vulnerables, somos pura necesidad de tener seguridades. Y las buscamos, apoyándonos en otros tan frágiles o más que nosotros.
No encontrarás mejor soporte, mejor bastón que aquel que vaya creciendo en tu interior y que con voz poderosa te dictará cómo y qué hacer en cada caso. Los seres humanos nos parecemos mucho todos y es por eso que hay que disculpar los errores ajenos, ya que  de igual forma nosotros podemos caer en ellos. Sucede que los caminos, la formación, la familia, todo influye en la forma de ser de cada uno. ¿Has pensado alguna vez por qué se emborrachaba  aquella tu profe de Religión? Puede que tuviera un grave problema del que trataba de olvidarse, puede que, por alguna razón, nadie le habló a tiempo de los riesgos de la bebida. ¡Cualquiera sabe! No se debe, pues, juzgar tan solo por lo que vemos, hay que mirar más allá de lo que no vemos. Un día en la playa estaba yo haciendo fotos a las olas. Un marinero que me vio me dijo: Si quiere fotografiar las maravillas del mar, no mire solo las olas; mire a lo más profundo. Y jamás olvidé aquella lección: Siempre hay mucho más de lo que vemos en un simple mirar. ¿Entiendes, verdad?
Tu abuela, esta que tanto te quiere, te he dicho, cayó en la cuenta, hace ya muchos años, de lo sabia que podía ser, si se alejaba de la manadas, de la bandadas   y como águila  volaba sola pero muy alto para  poder ver con  perspectiva el auténtico valor  de todas las cosas. Antes de dar, pues un paso, emitir un voto,  guiado por los demás, detente a contemplar, no tu individualidad, sino la parte de todo, y de todos, que eres y verás cómo ese paso marcará profunda huella en el albero de tu caminar, si lo das con responsabilidad.

Y, si así lo haces, ¡seguro, seguro! que sabrás a quién votar. Seguro también que descubrirás a quién votaba tu abuela. Te quiero.

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