A mi nieto Ramón
¡Vaya día, mi querido
Ramoncillo! ¡Nada más y nada menos que tu Primera Comunión!
¿Sabes bien qué significa
recibir por Primera vez la Comunión? Seguro que no, porque, a pesar de tus
sobresalientes notas, a pesar de tus constantes rebeldías, preguntas e
inquietudes, muchas, muchas más de las que a tu edad corresponden, la fe, a la
que tú hoy te adhieres, impulsado por padres, familia y costumbres
católicas, es algo complejo, incluso para los mayores, así que, como otras
veces, y no siempre con acierto, esta tu abuela, te quiere decir con pocas
palabras, lo que entiende por recibir por primera vez la Comunión.
Verás, precioso, es algo así
como asistir a una fiesta, invitado por alguien importante que
desea te sientes con él a la mesa para celebrar su cumple, por ejemplo. Y
claro, te preparas, te arreglas bien y te sientes contento porque, sobre todo,
consideras un honor el que se haya acordado de ti.
¿A que esto lo entiendes?
Bueno, pues, Jesús, del que tanto te han hablado, también invitó a sus amigos,
sus discípulos, a celebrar con Él la última cena que iban a pasar juntos. Y
compartieron mesa, pan y un traguillo de vino. Y les dijo más o menos: siempre
que os juntéis comed este pan y bebed este vino en memoria mía porque yo estaré
con vosotros.
Y tú, el domingo estás invitado
a comer de ese pan y a beber –bueno, mojarte los labios- de ese vino. Así que
será como el pacto que cierre tu amistad con Jesús, pero, ¡claro, ya
sabes! Los amigos se quieren, se respetan, se son fieles siempre en todo y,
bueno, cuando vayas cumpliendo años, si así lo deseas, podrás ir ratificándote
en la decisión de ser amigo de Jesús, que hoy, entre todos, hemos
decidido.
Sé muy feliz, vida mía y si
eres un buen cristiano, lo serás, porque entenderás que la mayor
felicidad reside en el pacto de amor con la humanidad, pacto que hoy
celebramos contigo todos lo que te queremos. Y tu abuela, un montón.
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