Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

31 jul 2014

Lecturas para el verano: Vuelve

(De mi obra "Caminando hacia el mar")



LLUEVE mucho esta madrugada. Mis ojos, nubes preñadas de lágrimas que tatos caminos regaron, vuelven a ser borrasca, hoy, de nostalgias y  recuerdos. Aquel pueblo de nuestro encuentro, las tormentas, los paraguas, los charcos, las goteras...
Tú y yo, pobres de todo; tú y yo, ricos en amor; tú y yo, felices con nuestra nada, vivíamos en plenitud la lluvia en los otoños, y los trigueros en las primaveras, y las espigas y las eras en los veranos... Y las lunas, ¡cuántas estrellas y lunas, siempre!
Tú y yo hicimos de nuestras vidas tal aleluya que, tras tantos años ya de aquel adiós sin retorno, puedo escucharte, puedo verte superpuesto en el cuadro vivo de los días.
Sí, yo sé que eres tú, boca grande en  sonrisas que me mira. Sí, eres tú, lluvia limpia que cala mi alma esta madrugada. Sí, eres tú, nostalgia en las flores marchitas de un ayer que es hoy en el almanaque de mi alma.
Y tú eres yo, poema de amor escrito en el cálido aliento de los instantes que me nacen, que me palpitan, que me llevan... no sé a dónde, pero es tu amor lo que respiro, y es tu amor lo que me inflama, y es amor... ¡si, si,  tu amor! lo  que me ríe, amor lo que me llora...
Amor palabra izada de bandera en el  cuadro vivo de cada día, donde superpuesto, yo te veo.
Tu recuerdo sigue siendo flujo y reflujo en lugares, palabras, silencios... amores.
Tu recuerdo no es un ayer muerto en la precoz hora de azahares y jazmines.
Tu recuerdo no es aquel beso postrero que dibujó en mis mejillas el blanco pañuelo de tus labios en el terminal suspiro que  exhaló tu alma.
Tu recuerdo es... sí, realidad de unos hijos buenos que te siguen recordando, amando, en tanto que en sus ojos rutila ingenua  una interrogante: ¿Por qué papá?  
Y tu recuerdo es la hoja que vuela, y es el arrullo eterno de nuestra  tórtola, y es el viento que agita mi cortina, cuando sola te presiento en este aliento, vida que palpita cálido junto a mí, y es el rugido del mar que me reverbera en el alma en aleteo de gaviotas que fueron ayer, que soy hoy...
¿Verdad que eres tú, amor? Arrúllame una vez más que sigo siendo niña de un día que me ahogó en lágrimas de soledad y abandono.
Mi corazón es la senda. ¿No oyes cómo me galopa el resplandor de la aurora?
Vuelve con la mañana; te estoy esperando porque me faltan besos en las madrugadas, y me falta una mano en el camino, y un susurro en mis oídos, y me falta la letra de una canción que me arrulle en mis largas noches de insomnio… Vuelve y no me dejes perdida en este laberinto de ilusiones inventadas, en este río, corriente imparable, pozo de lágrimas que nadie conoce… Vuelve, huye con la llave de la vida, que todo está por mi parte a punto, y se acaba el día.
Te estoy esperando, amor.



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