Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

26 ago 2016

Casi nada


Silencio y paz en este perdido rincón del mundo 
donde mano oculta engalana mi cuello 
con la valiosa joya de la esperanza.


Nada. 
Pero esta noche noto como si algo que me naciera en el alma se estrellara en este atardecer que empieza a ser noche, buscando sin descanso la urgencia de un dios que necesito desde mi nada, 
porque nadie puede entender mis lágrimas, cuando los árboles, cuajados de pájaros, empiezan a silenciar en sombras este lugar de nadie donde yo eternizo recuerdos y agonías.
No, no sé qué me pasa, pero, al abrir el micro de mi corazón, noto cómo se graban los sonidos de la tierra: abismos, montañas, pinares, nubes, flores, pájaros... 

¿Dónde está la gente que puebla el mundo? Busqué, llamé, mendigué pero, ¡nada, nada...! Somos débiles, frustrantes, egoístas, clavamos la espina y…, nada: adiós.
A lo lejos, oscurece, avanza la oscuridad. Me llega una bocanada de olor a tierra, a tomillo, a romero, a jaras... Rítmica armonía y silencio en las suaves horas de este anochecer.
Y mi alma, ímpetu secreto de sentires, se agita vigorosa en esta mi hora de confidencias, izadas por el limpio césped de este retiro, cual alas desplegadas al viento, cual gaviota que surca mares en calma y tempestad, cual latido gigante del corazón del mundo que rezuma ocultos quejidos. Lejos de aquí, la ciudad, la gente, la hipocresía, la mentira, la deslealtad, la envidia…
Sí, me quedaría aquí, sola, sola, pero en brazos de la eterna hora calma.
Nada, nada, pero sé de la diana, y en el blanco, sí, con mi mejor dardo, un mensaje con sello de urgencia: necesito que existas ese algo que busco desde el mismo día de mi nacimiento, necesito a alguien distinto, necesito, sobre todo, un dios.
Y la puerta de los ecos, con idéntica urgencia, se abre y me repite: ¡si estoy en ti!

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