Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

6 ene 2016

Amanecer de Reyes


Pues, sí, a la hora que escribo, amanece  un nuevo día de Reyes Magos., y la noria imparable de los recuerdos, vierte sobre mi  memoria años ya lejanos en el tiempo que, no obstante, siguen vivos en mí con ilusionada  frescura. A estas horas irreverentes siempre para los pequeños, hoy, protagonistas privilegiados en todos los hogares, habrán asaltado ya  salones, escenario de sueños y alegría compartida. No obstante, aquel recuerdo de un día tan especial en mi infancia, se me difumina al compararlo con el de hoy.
Para nuestros niños la proliferación de días y ocasiones de regalos son tantas que pasada la sorpresa del momento, la ilusión  se desvanece y se aplaza para lo próximo que no tardará en llegar: Primera Comunión, Cumpleaños, Ratón Pérez, notas, etc. Y sucede que los padres se sienten agobiados ante tal avalancha de regalos que llueven por todas partes, y los pisos se tornan rincones de juguetes empolvados y abandonados que, tal vez, sólo un instante fueron ilusión en las manos de los niños que ni entienden ni pueden, ni saben cómo manipular, casi siempre, sofisticados regalos. Recuerdo ahora cómo, un año,  tras examinar mis nietos sus copiosos reyes, acabaron jugando, y riendo a carcajadas, paseando al más chiquitín de la familia  en una gran caja convertida en carro.
Sería interesante que padres y maestros nos detuviéramos a pensar seriamente qué cosas y cómo divierten a nuestros niños, porque una evidencia salta a la vista: están saciados de juguetes, hasta el extremo de que, cuando se les pregunta, ni tan siquiera saben qué quieren o mejor, sí lo sabes: móviles, ordenadores, etc. Desde mi punto de vista sería absurdo pensar que un niño iba a pedir en estos tiempos un caballito o muñeca de cartón. La historia nuestra es pasado que ellos no pueden repetir  y  no hay duda de que todos deseamos la felicidad de nuestros hijos, y deseamos verlos contentos e ilusionados. De ahí que la lluvia de tecnologías caiga sobre los hogares esta mañana de Reyes, pero  no es el progreso lo que hay que condenar sino el uso que hacemos de él de forma que no proliferen niños ludópatas, sino niños al día y  entendiendo que cada cosa tiene su momento. De todas formas, una sugerencia:   siempre, el mejor regalo, el mejor juguete, los padres o una simple caja de deshecho que les dé la oportunidad de crear y reír.

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