Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

19 sept 2012

Llega el otoño, Lucrecia



En mi novela, publicada por Bohodón, "Mi amiga Prostituta", termino con un párrafo que trasncribo, ya que al llegar el otoño, vuelvo a tener presente a aquella niña de ojos reventones, trenzas rubias de bote y voz grande, hija de una mujer "mala" de aquellas que vivían en la calle del Río, que vestían batas largas y mendigaban sexo para poder sobrevivir en aquellos años difíciles de la posguerra. Lucrecia y yo no pudimos ser amigas: nuestros mundos  tenían nombres que nos separaban sin remedio, pero ella, prostituta de la vida, prostituta, más o menos, como todos lo somos de algo, sigue, reivindicativa, en los arcaduces de mi memoria. Y al volver elotoño, vuelve Lucrecia y extrañada me pregunta como aquel lejano día: ¿De verdad quieres ser mi amiga? ¿Y si se entera tu padre? ¿Y si se entera la monja? ¿...?

Y la novela termina:

Hoy, un día cualquiera, un día más de soledad, un día más de mi vida que estos años ha permanecido estancada en el trabajo de mi profesión y en la escritura de esta obra, que te dedico, un día de marañas de nubes por el horizonte y de sosegada paz en mi alma, vuelvo a Lucrecia, aquella chiquilla de trenzas rubias de bote y ojos reventones, a aquella joven alocada, mezcla de picardía y ternura, sí, a ti, amiga, para decirte, si vives, si por las raras casualidades de la vida llegaran a tus manos estas páginas, que siempre te quise, que te sigo queriendo, que sigo siendo tu amiga en la sombra.

Escucha, Lucrecia, se oye la puerta de la terraza que levemente golpea el viento. Sí, me gusta, y no me digas que la cierre. Sabes que en el silencio, que es ahora mi casa, me acompaña. Es el otoño que llega, y es una hoja que cae, y es el olor húmedo del albero, y los pájaros emigrantes que surcan los cielos de mi Avenida... ¡Mira, mira cómo llegan las nubes!  Es la vida que sigue… Es tu recuerdo que no cesa…Sí, sí, la puerta.

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