Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

31 ene 2010

Dos cuentos de una de mi obras.


El gorrión y el arbusto

Un gorrión, en su débil vuelo, se detuvo en la rama de un arbusto.
La rama, molesta, se quejóVete; pesas mucho. No puedo soportarte.
El gorrión, levantando el vuelo, exclamó: ¡Perdona, perdona! No había reparado en mi peso; sólo en tu fresca sombra.
Y se alejó.
Poco después, un fuerte viento zarandeó al arbusto de tal manera que sus ramas
barrían la tierra y muchas de sus hojas, arrasadas por el huracán, volaban en
vertiginosos remolinos.
El gorrión, cobijado en el alero de un tejado, observaba al arbusto. Cuando
pasó el viento, se acercó a él y le dijo: ¡Cuánto he sufrido viéndote azotado por el huracán!
¡Qué equivocado estás, pequeño gorrión! -contestó el arbusto-. Soy fuerte. Tus
pequeños ojos han debido confundirme con alguna hierbecilla del campo.
Estaba hablando el arbusto cuando le crujió una rama y cayó al suelo.
¡Vete, vete! -gritó-. Ya te dije que me hacías daño con tu peso. ¿Quién
reparará el mal que me has ocasionado?
El gorrión, sin contestar, se dijo: Buscaré para descansar un árbol fuerte. Está visto que los presuntuosos, necios y, sobre todo, "pequeños" además
son un peligro.


El árbol y la sombrilla


Un árbol gigantesco le dijo a una sombrilla que, colocada bajo él, proyectaba una pequeña sombra en el césped: ¡Hay que ver lo inútil, lo ridícula, la poca cosa que eres bajo mis frondosas ramas de frescas sombras.
La sombrilla no respondió, pero, cuando llegó el mediodía, un sol rabioso caía
sobre el césped sin sombra alguna del árbol.
Unos caminantes, al descubrir la sombrilla, se colocaron bajo ella,
manipulándola hasta lograr la sombra deseada.
Y se quedaron allí a descansar.
El árbol y la sombrilla se miraron.
El árbol guardó silencio. La sombrilla sólo dijo: Es verdad que soy pequeña, ridícula, absurda.., pero, ¿has visto? ¡pueden moverme! ¡Mi sombra es flexible! Pequeña, sí, pero manejable para quién l necesite.

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