Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

28 abr 2009

PENSAMIENTOS DE VIDA

Cuando salí, era noche, y los campos paraísos negros fundidos con el yermo horizonte.
Cuando llegué, era día, y los campos alfombras de amapolas, margaritas, mariposas, pájaros...
No, no había milagro; sólo que yo ignoraba que, para ver la luz había,

¡claro! que esperar al día.


¡Pobres seres humanos a la caza de la felicidad! La esperan mañana, pasado, el otro... La esperan regalada, gratis...

Pero la felicidad sólo son momentos, y viven, y están... ¡claro que están!, pequeñitos, raudos, vertiginosos... en el transcurrir de los días.
Para mí, en este atardecer primaveral, en el poyo de este jardín, respirando el vaho mágico de esta hora, tierra mojada de un despistado chaparrón...
Para mí, en la hoja que cae, en el tren que pasa, en el papel que vuela, en el amanecer negro de nubes...
Para mí, en el recuerdo de momentos vividos al rescoldo del amor...



Ofreciendo voy, por los caminos mi perla, aquella que, tras muchos años de rodar y rodar, logré cincelar sin más herramienta que el amor.
Quédate con ella -me contestan todos-. Las perlas brillan demasiado y podrían oscurecer nuestros propios destellos.
Pero mi perla es mía. Si nadie la quiere la guardaré en el corazón y su fulgor me sobrepasará, seguro, más allá de la muerte.


¡Decidme algo, árboles silenciosos! Quiero entender vuestro lenguaje. Quiero comunicarme con vosotros, mis amigos.
Tal vez vuestra voz sea este soplo de aire fresco que corre entre vuestras ramas y tanto me reconforta.
Tal vez vuestra voz sea la bravura de estos leñosos troncos que me sirven de apoyo en mis fatigas.
Tal vez vuestra voz sea el silencio que hace posible la transparencia de vientos, pájaros... pasos.


Aquí, frente al mar,
en este camino blanco que la luna llena abre, estoy.

¡Cuánta belleza..!
¡Detente mar..!
¡Detente, luna..!

¡Que las olas corran por el mundo
y se tornen abrazos de paz!

¡Que mis brazos se alargue al amigo
y colmen de ternura su alma!

No quiero perder este atajo de luna y mar
por donde mis pasos caminan, sin miedo,
y se emigran, persiguiendo un sueño.

¿Me moriré siendo tonta..?
¿Me moriré siendo sabia..?
Me moriré, sí. Lo demás, todo, no imposta más allá de lo sjusto y necesario

¡Me es indiferente, creo!

19 abr 2009

1. Un pequeño de siete años llegó muy triste a clase.
-¿Qué te pasa? - le pregunté- Parece que te noto triste.
-Es que mis padres a lo mejor se divorcian. Esta noche los he oído pelearse en la cama.
Al día siguiente, llegó radiante. Se me acercó y dijo:
-Seño, mis padres ya no se divorcian; esta noche los he oído “respirar” en la cama.


2. Un día llevé a clase una bonita tórtola de plumas blancas y collar negro.
Los niños/as, desde sus respectivos sitios, la observaban sin perderse ni un sólo de sus movimiento.
Cuando la tórtola arrulló la primera vez, yo dije:
-¿Os habéis dado cuenta cómo la tórtola parece que llora?
Pero, cuando arrulló por segunda vez, todos a una exclamaron:
-No, maestra, la tórtola no llora; la tórtola ríe.


3. Cierto día, al pasar junto a una fuente, me detuve sedienta.
Por unos instantes pensé: “¿Y si la fuente se negara a darme su agua? ¿Qué haría yo que me estoy muriendo de sed?”
De repente, la fuente habló y me dijo:
-¿Por qué temes? ¿Acaso mi agua no es para saciar tu sed? De no ser así, yo no sería fuente, ni tú te habrías detenido junto a mí.

13 abr 2009

MICROCUENTO

Andaba yo radiante por haber logrado un pequeño premio literario. Corrí en busca de un amigo y exclamé:

-¡Lo conseguí! ¡Ya soy escritora!
Y él, con displicencia, contestó:
-¡Estás loca de remate!

Busqué entonces a un escritor y repetí:
-¡He ganado un premio! Ya soy escritora.
Y él, casi volviéndome la espalda, exclamó:
-¡Uf..!; te compadezco. ¡Mala cosa!

Y me fui a un familiar:
-¡Soy escritora! -volví a repetir.
-De eso nadie se muere rico -contestó fríamente.

Y me fui entonces a un niño:
-Soy escritora -susurré, temiendo que no me entendiera.
-Pues, entonces, ¡bien! –exclamó-. Escríbeme un cuento


Y yo, con lágrimas en los ojos, me dije:

Me haré escritora de niños; sólo ellos merecen mi tiempo, mi creatividad, mi ilusión, mis sueños, porque en sus corazones no anida el aguijón de la envidia.

CREATIVIDAD


5 abr 2009

PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS

En la mirada de cada niño hay una canción de amor. Que tú, maestro, seas coleccionistas de sus ecos.


Un día pregunté en clase: ¿Quién quiere ser el primero? Y todos a una gritaron: ¡Yo!
Fue entonces cuando comprendí que había tantos primeros como alumnos y que tal vez tan sólo uno fuera el último: yo.


En tiempo de reír, siempre los alumnos me encontraban en el aula. Un día, me llegó la hora de llorar y me salí para ocultar mis lágrimas.
Un alumno que se dio cuenta exclamó: No te vayas; llora en la clase
Comprendí, entonces, que no tendría mejor pañuelo que mis alumnos.


El buen maestro es aquel que, cuando sale del aula, se lleva en el bolsillo a sus alumnos.