Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

13 ene 2014

¿Es posible vivir a gusto con uno mismo?


   (De mi obra “Somos lo mejor que tenemos”, cuyo éxito indudable  creo se debe a que no cuento cosas de memoria, inventadas para rellenar páginas sino que hago un auténtico estriptis de mi vida y personalidad)

No importa la apariencia, cuando  nos iluminan, de fondo,
la maravillosa luz de los momentos.

Siguiendo con la autoestima
 ¿Es posible -me preguntaba una chica de veinte años en una Conferencia-, de verdad, vivir a gusto con uno mismo? ¿Qué hacer para conseguirlo?
Por mis confesiones anteriores, los lectores que me hayan seguido, les será fácil deducir que personalmente no me ha sido nada fácil. Fui una niña feucha, pecosa, con orzuelos, sabañones y nariz roja en los inviernos -nada que ver con la “Shirley Temple” de mi hermana, inmediata superior con la que era comparada constantemente-. Como divertida anécdota, el recuerdo de aquellos monaguillos que en la puerta de la iglesia me tiraban del velo y exclamaban: ¡tú no entras, nena, que eres muy fea!
Pero, sin ningún tipo de pedantería, os confieso, amigos, que, hoy por hoy, no me cambiaría por nadie. No es verdad que la infancia nos marque sin posibilidad de superación-
Me gusto tal y cómo he logrado ser. Me gusta mi físico, mi manera de pensar, de hacer y hasta de hablar y escribir, lo cual no es sinónimo de haber alcanzado la cima, sino de que el “peldaño” diario, lo voy, con más dificultades o con menos, vadeando de acuerdo con esa “obra” que me he propuesto hacer de mí misma.
¡Y claro que tengo muchas, muchas limitaciones! ¡Y ya lo creo que a veces me agreden sin compasión!, pero, sí, vivo a gusto conmigo misma...
... porque aquella obra de arte que deseé ser, aquel tapiz de cielo, aguas, bosques... cuyo diseño me surgió tantos años ha, con mi esfuerzo diario, voluntad y corrigiendo, “borrando”, marcha adelante, marcha hacia atrás, hoy puedo contemplarlo con satisfacción.
Sé que mientras me quede un instante de vida, tendré que corregir mucho,  pero he conseguido lo más importante: liberarme de prejuicios  y gustarme tal y como soy sin cesar por ello de tratar de continuar mi escalada de superaciones..  
Luego, si yo, persona en la que tanta negatividad concurrió como evidente carrera hacia el fracaso personal, me remonté por encima de mis muchos “depredadores”, cualquier  ser humano, desde el más profundo desastre en que se pueda ver perdido, tiene capacidad, alas para remontarse en esta maratón de logros, hasta aceptarse, mejorarse, gustarse, vivir, en definitiva, contento consigo mismo, porque nadie nos va a librar de la enfermedad, del dolor, de la muerte… Luego, nosotros somos lo mejor que tenemos, y eso hay que anteponerlo a cualquier complejo ante los demás.
Para lograrlo -¡he aquí el gran dilema!-. No creáis que, a pesar de mi lucha, me he pasado la vida obsesionada con ello.  Pero, eso sí: mi vida ha estado presidida por  un constante ser consciente, por una parte, de lo pasajero y mudable que es todo, y por otra, de lo maravilloso que puede resultar, cuando se viven en profundidad y reflexión, los momentos, transcendiéndolos, interiorizándolos, segando lo negativo y depositando en el alma lo positivo.
Con ello quiero decir  que, una vida plena de amor e ilusión va madurando en una conciencia manantial de paz que nos mantiene libres, seguros, serenos... como los más preciados tesoros en medio de un mundo enfermo, de una sociedad que tiembla al sólo tictac de un prejuicio, de una mirada, de una adversidad.
Y esa fuente de salud, que es la paz de la conciencia, por el deber cumplido con honradez, autenticidad… va configurando un perfil que no sólo transciende a los demás, sino, lo que es más importante, revierte en nuestro bienestar físico, y sobre todo, psíquico.
(Continuará)

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