Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

31 ago 2011

La voz del silencio


A UN AMIGO
Él era torrente de voz, presta a  elocuente y fogosa participación en tertulias, coros, eventos de cualquier índole en los que se dejaba oír sugerente, oportuno, creativo...
Amigo y compañero afectuoso y sensible  se derrochaba  en palabras animosas, extraídas de la ubre  de su alma, piloto de vuelos altos, que en sus alas arrastraba el afecto de cuantos  con él  conectábamos.
Pero he aquí que la mala pata del destino, segó de un tajo esa vigorosa, potente, convincente  arma que era su voz.
Sí, a la vuelta de las vacaciones, como tremendo impacto, recibí la noticia. 
Querido amigo: En los meses transcurridos y tras tu  admirable lección de fortaleza, hoy puedo  aplicarte las palabras del poeta:  El silencio lleva en sí tu voz, como el nido la música de los pájaros dormidos. Y  lo hago  en nombre propio, así como también en el de todos los compañeros de la Asociación a los que constantemente nos sorprendes con tu esfuerzo, coraje de vivir y, sobre todo con esa  otra voz del silencio que...
   nos habla, como hablan las campanas,
   voz del silencio que nos canta, como cantan las cascadas,
   que nos sugiere  ideas y nos narra historias como libro abierto  sobre el insólito  atril de tu fuerza de voluntad.
Hay algo superior  y más puro que lo que las bocas articulan. El silencio que ilumina nuestras almas, susurra a nuestros corazones y une unas y otros. La voz interior que  se sirve del alma como vehículo se torna tan potente amplificador que sus ecos son escuchados con reverencia por el universo.
Dice  Carrel: Son signos de la superioridad del hombre la resistencia al trabajo, a la enfermedad y a las penas, la capacidad para el esfuerzo y el equilibrio nervioso.
Querido amigo: Para terminar una confesión: en mis peores momentos, cuando las horas bajas llaman a mi puerta, cuando a solas conmigo evoco recursos, sólo  tus voces,  esas que  en nuestras convivencias se han ido grabando en mi alma, me sirve de inexorable referencia: Sí, tu fe,  fortaleza,  coraje,  ganas de vivir...
Sí, tú, sin duda, eres un hombre superior.

28 ago 2011

Desde esta Pantalla


Imagen de Internat

     CADA día, en la pantalla de mi PC, todos los chats del mundo.
     Y en ellos...
     deprimidos, pervertidos,
     insatisfechos, frustrados, mentirosos…
     También solitarios ávidos de una palabra
    ¡Tantos y tantos seres humanos!

    Leo sus falsos nombres, 
   y escucho sus falsas palabras,
   intuyo sus profundos quejidos...
   en incesante vorágine de vida y muerte.

   Y sobre esta fría pantalla deposito un beso...
       dos, tres...
                    ¡Muchos besos!
    Sí, yo también estoy sola, deprimida, a veces.
     Sí, feliz, otras.
    ¿Pervertida, insatisfecha, frustrada..?

    No, creo que no, porque, por este paisaje
    de mar inmenso, que es mi pantalla,
    puedo elevarme, notando como me late el amor,
    cómo entiendo que, unos y otros somos...
                   ¡Claro que todos!  
    Pobres náufragos de un sólo día,
    pobres invisibles lanzados
    a la búsqueda de lupas que nos descubran.
   
    Y es por eso que mis brazos se alargan
    y mi alma se conmueve ante tal desfile  
    de comunes anhelos, necesidades.
      
     ¡Suerte, amigos, mucha suerte!
     Alguien lee vuestros nombres,
     Alguien  desea conocer vuestros rostros…
     Alguien, desde esta orilla, oye, y escucha.
     Alguien os grita y contesta:
     ¡No temas! ¡Dame la mano!
     ¡Son baches pasajeros!
     ¡Mira, mira, ya se ve la luz del final del túnel!
      ¡Hasta mañana! ¡Que tengas feliz semana!

25 ago 2011

Mini-Relato


Reyes y Mamás

Cierto día, y por sugerencia mía, los alumnos/as se dibujaban a sí mismos.
Un pequeño se dibujó rodeado por un círculo.
-¿Qué significa esto? -le pregunté- ¿Para qué el círculo?
-Eso no es un círculo. ¿No ves que es una corona? -me contestó-. Mi madre me llama rey.
Otro alumno se dibujó en lo alto de un podium:
-¿No ves que soy un campeón? -exclamó.
Una pequeña se dibujó con una muñeca entre los brazos.

-Es que soy una mamá -me explicó.

Y yo me dije:
Desde hoy reivindicaré,  , más mujeres  reinas y campeonas. Sería un tremendo desequilibrio que el mundo se dividiera en hombres reyes y mujeres mamás

17 ago 2011

Soledad


UNA gaviota sobre vuela mis pensamientos
en esta playa donde los  recuerdos me siguen latiendo
como si quisieran romper los pulsos del tiempo
y resucitar cada instante pasado en el  negro reloj parado
en la  noche de un día… ¡Ya tan lejano!   
  
¡Tremenda soledad la de esta hora!
¡Vuela, vuela, preciosa avecilla de los mares!
que yo, del cielo al mar y del mar al cielo, me elevo
nube de sueños que se mece en el agua.

¡Qué niña es mi voz en el silencio del mar!
No obstante puedo reconocer  aquella otra...
 reino de ilusionados  sueños en playas de luz
y canciones al viento.

Sí,  la voz  del hombre que sigo amando,
Y que que me arrulla  aquí y allá 
en la sierra salvaje donde los montes duermen
dónde árboles y rosas, fueron semilla en sus manos
dónde  un reino de ingenuos sueños
dialogan con las jaras, el romero, el tomillo….

También aquí, en el camino blanco del agua que
en noches de luna llena me reverbera el eco
de aquel torrente de amor
siempre caricias, besos, palabras…  

Escucha, Dios, mis calmados quejidos
 en este  laberinto de mar, tierra, cielo, recuerdos,  deseos, miedos…
Escucha, Dios, y dime: ¿Qué hago en esta desconcertante espera?
Que tu voz creadora me ordene de nuevo:
            ¡Sal fuera: camina..!
¡No te vayas, avecilla de los mares!
¡No, no me dejes tan sola!

6 ago 2011

Momentos de felicidad



Amsnecer entre nubes
Amanecer en el faro
AMANECER ENTRE PALMERAS






2 ago 2011

Carta a Toni, tras quince años



TODOS NECESITAMOS UN FARO EN NUESTRA VIDA. TODOS PODEMOS SERLO PAR ALOS DEMÁS


Sí, Toni, el alumno de  entrdas anteriores, aquel niño menudito, de gafillas y piel de melocotón que, durante tres años me tuvo como tutora.
Todavía puedo verlo ausente de cuanto le rodeaba y sumergido en un mundo de rea­lidades que ni entendía ni aceptaba.
Y hoy, cuando han pasado quince años, me has sorprendido, mi querido Toni,  en el Polígono Industrial de Chinales.
A pesar del tiempo, no he dudado un instante en reconocerte: evidentemente has cre­cido, pero sigues siendo aquel pequeño de rabietas, transformadas en lágrimas que churreteaban tu rostro desconcertado ante el más mínimo gesto crítico  de los mayo­res que, solías interpretar, y no estabas descaminado, como evidente violación a tu compleja personalidad, a tu singular forma de ser.
Te has abalanzado en un abrazo a mi cuello, nada más descubrirme y, en pocas pala­bras, pero en profundo significado, he conocido el drama de tu vida, si bien, créeme, al pensar en ti a lo largo de estos quince años, casi que lo había adivinado.
 No encuentro trabajo -me decías-. Nada más levantarme, me lanzo a la calle en busca de lo que sea, pero, ¡está la cosa tan mal!, y luego, mi madre que me está hundiendo: se pasa los días diciéndome que soy un inútil, que no sirvo para nada."
Tus palabras, querido Toni me estaban haciendo daño en el alma. Me dijiste que no tenías amigos, que, nada más llegar a las empresas, ni te escuchaban, que, a ratos,  leías,  a ratos, llorabas y  que, me recordabas como lo mejor de tu vida...
Y mientras tales tribulaciones me confiabas, tu mirada, fija en la mía, era como un SOS que necesitaba urgentes respuestas.
 He escrito un libro -me dijiste-. Como usted nos enseñó... Se lo voy a llevar a su casa.
¡Cuánta impotencia y cuánta pena! Ni una sola noche, tras aquella mañana, me he en­tregado al sueño sin recordarte, sin imaginarte llamando de puerta en puerta de una sociedad, de un mundo  donde no hay sitio para ti,  ni para los que son como tú, pero es injusto y bárbaro negarte el trabajo que,  sin condiciones, buscas, necesitas sobre todas las cosas, desde hace... ¡Tantos, tantos años!
¡En qué cruel y despiadada competitividad vivimos!
¿Qué clase de hombres somos?
Una tarde, hace unos meses, Toni llamó a mi puerta; me traía su libro caligrafiado y prosaica­mente  encuadernado:
Se lo regalo. Se llama la  Gallina de los huevos de oro, pero no es como la histo­ria de verdad; este libro es de risa.
Lo he leído y releído mil veces, pero lo que más me emociona, lo que jamás podré agradecer bastante, son las palabras de la dedicatoria:
 Para ti porque has sido lo único de mi vida.
No tengo comentarios o, mejor, tengo tantos…