Imagen de Internat
CADA día, en la pantalla de mi PC, todos los chats del mundo.
Y en ellos...
deprimidos, pervertidos,
insatisfechos, frustrados, mentirosos…
También solitarios ávidos de una palabra
¡Tantos y tantos seres humanos!
Leo sus falsos nombres,
y escucho sus falsas palabras,
intuyo sus profundos quejidos...
en incesante vorágine de vida y muerte.
Y sobre esta fría pantalla deposito un beso...
dos, tres...
¡Muchos besos!
Sí, yo también estoy sola, deprimida, a veces.
Sí, feliz, otras.
¿Pervertida, insatisfecha, frustrada..?
No, creo que no, porque, por este paisaje
de mar inmenso, que es mi pantalla,
puedo elevarme, notando como me late el amor,
cómo entiendo que, unos y otros somos...
¡Claro que todos!
Pobres náufragos de un sólo día,
pobres invisibles lanzados
a la búsqueda de lupas que nos descubran.
Y es por eso que mis brazos se alargan
y mi alma se conmueve ante tal desfile
de comunes anhelos, necesidades.
¡Suerte, amigos, mucha suerte!
Alguien lee vuestros nombres,
Alguien desea conocer vuestros rostros…
Alguien, desde esta orilla, oye, y escucha.
Alguien os grita y contesta:
¡No temas! ¡Dame la mano!
¡Son baches pasajeros!
¡Mira, mira, ya se ve la luz del final del túnel!
¡Hasta mañana! ¡Que tengas feliz semana!
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