Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

3 jun 2019

La buena tierra

Un trozo de buena tierra fue despreciando a cuantos compradores querían hacerse con ella.
-No -repetía-. No quiero amos. Me debo a todas las semillas, a todas as aves, a todos los pasos.
Pero un día, las tierras de alrededor, que se dejaron comprar, comenzaron a ser tratadas, sembradas, abonadas, cultivadas. Sus amos, con grandes expectativas, vivían pendiente de la cosecha. Sucedió, no obstante, que, a pesar de las apariencias, aquellas tierras no eran tan buenas como parecían por lo que frustraron a sus compradores que tras exterminar, mediante fungicidas, herbicidas, etc, toda clase de vida en aquellas tierras, las abandonaron
 Y  aquellas tierras, vergel de tantos cuidados, quedaron reducidas a estériles y solitarios desiertos que para nada servían y que nadie frecuentaba.
Por el contrario, de la tierra que no quiso amo, brotó, como cada temporada, abundante hierba  que servía de alimento a pajarillos, y de refugio a insectos, y de paseo a cuántos querían refrescar sus pies.
Las tierras que se habían vendido exclamaron:
-¡Qué sabia fuiste, vecina! Los amos piden mucho a cambio y, sin piedad, te abandonan, cuando no les interesas.



 Hoy día, para alcanzar fama, nombre, poder… solo hay que  "venderse", pero los   compradores, cuando ya no les rindes como ellos  buscan, te abandonan. La fama, el nombre, el poder del que gozaste un tiempo era solo  una columna de humo que pronto se esfumó en el aire. Perdiste lo mejor que tenías: la libertad





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