Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

3 jun 2017

Carta a la Primera Comunión de una niña

 Mi  querida niña, Aitana:  Por fin llegó el día tan esperado por ti y por toda la familia de tu Primera Comunión. ¿Y sabes qué sucede? Que esta mujer, que fue maestra de tu abuela, cuando tenía casi tus mismo años, se siente también emocionada y unida a toda esa tu gran familia y a ese querido pueblo donde desearía estar presente, hoy, para colocar mis manos sobre aquel viejo armonio y amenizar  tu blanca y solemne entrada  en esa parroquia tan querida y recordada. 
Eres muy pequeña para entender estas cosas y aún más para entender el gran significado de este día grande y que no lo es por los regalos que recibas, ni lo es por tu precioso vestido de princesa, ni tampoco por la gran comida con la que  que vais a celebrar este acontecimiento, no, preciosa Aitana, es un día grande porque, por la decisión de tus padres, vas a dar un paso más hacia un compromiso que irás desvelando con los años. Comulgar significa aceptar, sin reservas, el maravilloso  Mandamiento del Amor, aceptarlo, compartirlo, prodigarlo  a favor siempre del pobre, del marginado, del indefenso…
Sí, querida niña, no olvides lo que hoy esta maestra te dice desde los más profundos, sinceros y tiernos  sentimientos:  iza  velas y rema, a favor siempre del amor y a pesar del viento que sople, contracorriente si fuera necesario, pero enarbolando en  proa la bandera de la paz, justicia, tolerancia…. la bandera blanca de la comunión con todos y por todos los seres humanos sean del color que sean y vengan de donde vengan. Así, sólo así, habrá tenido sentido este gran día en el que radiante, rodeada de lo más valioso que tienes, tu familia, vas a recibir la Comunión por primera vez. Rotula este día y su auténtico  significado  en tu corazón y no lo borres nunca: ama siempre ama a todos. Un beso grande, muy grande de aquella maestra de tu abuela y casi de tu abuelo, grandes y maravillosas personas a las que quiero de verdad.

¡Ah! Reserva una foto, para cuando puedas, allí, junto a la palmera que un día  trasplanté de una pequeña maceta, junto a la que fue mi casa. ¡Verás, verás qué grande está! Ha crecido tanto... Así crecerá la mágica labor  de amor en la que hoy vas a dar una pequeña  puntada. Te quiero, mi niña linda

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