Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

23 abr 2010

EN ESTE DÍA DEL LIBRO




Para mis amigos en  este Día del Libro

DEL GORRIÓN QUE SALIÓ CANTOR


Érase una pareja de gorriones enamorados que decidieron anidar en las proximidades de una alameda, paraíso de pájaros cantores que, a todas horas, trinaban en un perenne concierto de melodías.
De la pareja de gorriones nació un alegre e inquieto pajarillo que, apenas podía sostenerse sobre sus débiles patas, cuando cada mañana y cada tarde, salía del nido y se aproximaba a la alameda para escuchar los trinos de los pájaros cantores.
Al regresar al nido, se repetía: "Seré un pájaro cantor. Aprenderé los trinos del ruiseñor y el jilguero, de la calandria y la alondra y volaré de árbol en árbol, saludando con mis canciones a todas las criaturas del Señor".
De este modo, y sin que sus padres lo advirtieran, el pajarillo se hizo cantor.
Un día, en sus primeros vuelos, se llegó a un grupo de gorriones viejos que descansaban en las ramas de un frondoso árbol.
-¡Soy un cantor, soy un cantor! - exclamó ingenuo y satisfecho - Puedo cantar como el ruiseñor, como la alondra o como el jilguero.
-¿Tú, un cantor? ¿De dónde te sacas tal majadería? -refunfuñó uno de los más viejos del grupo- ¿Acaso te crees más listos que los demás de tu especie? ¡Eres un vanidoso y tonto gorrión!
Pero el gorrión, sin escuchar los insultos que le propinaban, comenzó a emitir sus mejores trinos.
-No podemos consentirlo -dijeron a una los gorriones viejos- De seguir así de obstinado, tendremos que pensar en cortarle el pico. No obstante, y por anticipado, no estaría de más que le diéramos un escarmiento.
Y dicho esto se lanzaron sobre él, picoteándole hasta hacerle sangrar por todo el cuerpo.
-Esperemos que haya aprendido la lección. Sus padres tendrían que educarlo mejor. Así no se puede andar por el mundo.
Cuando el gorrión cantor regresó al nido, los padres, entendiendo lo ocurrido, le cortaron las alas.
Pero el pequeño gorrión, enamorado del sol, del aire, de la vida y de una tierna gorriona, desde su rama, seguía cantando, y sus trinos, limpios y frescos como lluvia de otoño, corrían por el bosque, acariciando sueños, penas y alegrías de otros pajarillos que, en el silencio de sus nidos, dormían y vivían arrullados por tan dulces melodías.
Una tarde, los gorriones viejos, reunidos en asamblea, se pronunciaron:
-Este gorrión es un desprestigio para nosotros. No podemos consentir que se malogre la especie. Matémosle, mientras duerme.
El cuerpo del gorrioncillo cantor cayó al suelo una alegre mañana de primavera, cuando los campos eran rojos de amapolas y las manzanillas y azulinas matizaban de color el verde tierno de los sembrados, cuando su compañera, en éxtasis de amor, anidaba un par de huevo
Sucedió que, pasadas unas primaveras, una bandada de gorriones cantores plagó la alameda de valientes y maravillosos trinos. Y los gorriones viejos, con las alas en la cabeza, exclamaron:
-Pero, ¿no acabamos con el osado cantor? ¿En qué hemos fallado? ¿De dónde que se haya multiplicado? Estudiaremos, buscaremos y encontraremos otra mejor fórmula de extinción.


Nadie, jamás podrá sofocar la singularidad, la creatividad… Porque sola se multiplicará como las olas del mar, como las arenas en las playas…

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