Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

25 jun 2016

MOMENTOS




En un  momento, encuentro un zapatito perdido, en unmomento pienso 
en  tantos pies descalzos por el mundo, en un momento, me pregunto:
¿Qué cuota de culpa me  pertenece?

Buen día de sábado, amigos: hoy, durante un momento, quiero hablaros de MOMENTOS, obra que dedico a mis hijos y nietos, y que en esta hora, muy especialmente, os dedico a vosotros, a los que considero, aún sin conoceros, amigos, a todos, ya que, por el milagro de la técnica, nos hemos aproximado  aún saltando el océano y llegando a esta mi pantalla del ordenador, nos decimos en silencio,  “hola”.  
¡Ea, pues, hola, feliz día  Besos.

Tan sólo disponemos de ese maravilloso momento que, en este mismo instante, tenemos en nuestras manos. ¿Por qué no vivirlo con la exquisitez de lo efímero y no obstante transcendente? 
Mi momento presente, un amanecer de soles, el perfume de la hierbabuena en mi maceta, una  hoja que cae, un tren que pasa, un recuerdo, una palabra...
La vida, mis queridos amigos  es  tan solo una sucesión de momentos que a veces transcurren sin que seamos conscientes del significado que pueden transmitirnos.
Sólo se vive el tiempo que uno es capaz de recordar sin temor a la objeción de nuestra conciencia, sólo se viven las horas que se recuerdan, teñidas  con el agridulce de los  acontecimientos, pero en la paz  que emana  del  interior de nuestra almas.
Aprendamos a ser felices sin eso que llamamos grandes cosas. Las pequeñas, las cotidianas, la de aparente insignificancia son momentos de felicidad que  puede que se nos escapen y solo cuando desaparecen caemos en la cuenta de lo necesarias e importantes que eran.
No salgamos, pues, a buscar amigos, riquezas, glorias,  primeras filas, cabeza de listas…, porque en ese camino solo encontraremos pesadillas, insomnios, pisotones, humo en definitiva que oscurecerá la luz del alma y nos robara la paz.
Salgamos, sí, a encontrar y cada día y al caer la tarde, notaremos que nuestros bolsillos están llenos.

Hasta el suspiro postrero, nos queda un momento, para repartir, sonrisas, empañar lágrimas, extender  una mano, escribir una palabra, mirar al cielo y entonad un aleluya.

20 jun 2016

Stop al extras


  Ya estamos en verano, amigos. No. no pasa el tiempo; pasamos nosotros.   Aprovechemos los días, las horas. y las oportunidades, ahora que podemos   o medio podemos. Mañana, tal vez sea tarde. Que cada día de este verano, sea una página luminosa por muy torcidos que tengamos que escribir los renglones, pero ni una en bloco que no podremos recuperar. Feliz verano para todos.


Na                           Naveguemos por oscura que sea la noche; siempre habrá luz que nos guiará 

DIARIO CÓRDOBA/ OPINIÓN
STOP AL EXTRÉS
ISABEL AGÜERA
Pues, no, no es sinónimo de energía el trepidar de vida que llevamos en años jóvenes, cuando nos sentimos fuertes y hasta guapos. No obstante, personalmente, he tenido que cumplir años para entender que ese incansable trabajar no era precisamente lo que yo creía, sino un maldito estrés con muy buena memoria,   estrés que se tornaría, con el paso de los años, en una especie de cuerda loca que se nos dispara a lo más mínimo sin que podamos controlarla y que nos produce tal nerviosismo, ansiedad, etc. que la vida nos ahoga por momentos. Un «saltaero» –me contaba una mujer-- que no me deja vivir. 
Por mi experiencia de persona estresada me creo en disposición de entender este mal de nuestro tiempo y ante el cual el individuo que lo padece se siente mal y, paradójicamente, a lo que pueda parecer, sólo él sabe cuán penosa es su sensación de fatiga. El sistema nervioso --y esto no lo digo yo, sino profesionales de la psicología- puede ser considerado como un gobierno. Esto es, como un coordinador que regula la excitación o el sueño con arreglo a las necesidades del momento. 
¿Qué ocurre en el agotamiento? Ese gobierno, envenenado por el cansancio, deja pasar los mensajes sin dominio alguno y da lugar a la anarquía total. El buen funcionamiento de la corteza cerebral depende evidentemente de que las células nerviosas se hallen en buen estado, y también de la perfecta regulación realizada por el centro nervioso. Hoy, más que nunca, las necesidades y la carrera de la competitividad nos obliga a trabajos extra, prescindiendo, como es lógico, de las horas de descanso que necesitamos para eliminar las toxinas que envenenan las células y nos conducen al agotamiento que un día nos provocará el «saltaero» que nos pueda conducir al infarto.
Stop a los excesos e impongámonos tiempo de   descanso, sin
inútiles excusas. 


Luna llena



Parece como si la historia del mundo se hubiese borrado y naciera de nuevo, blanca, inmaculada reivindicando  eternizarse  en la calma fresca de  esta hora, de este bello` paisaje de luna llena  donde los más puros sentimientos afloran radiantes. Mi alma, volcán de sentires, torbellino de ferviente adolescencia, cohabita en hermandad con tan vírgenes deseos que corean cielo, luna, silencio, fresco árboles… 
Un no sé qué cósmico respiro y  me transmuta en juguetonas olas de radiante felicidad como si solo el universo acariciara mi cuello en amoroso coqueteo, como si solo   este escenario fuera canción que acariciara mis oídos, como si solo  esta hora  fuera testigo de mi existencia. ¿Acaso hay alguien más?
Trepidar de trenes que no cesan en el temblor de las horas, estrellas que se apagan   en el negro claro crespón que empieza a ser la mañana, una voz lejana, un perro, un suspiro, un deseo, un recuerdo…     

¡Qué paréntesis de felicidad en el agridulce de la vida! Quiero vivir la felicidad de este nuevo alumbramiento virgen de todo, historia de un día sin pasado ni futuro, blanca luz  que irradia latidos, tálamo divino donde quiero reposar mis sueños, y mi corazón, con vida nueva  en el regazo del amanecer, de la luna, en brazos de un Dios que se apellida Amor. 

12 jun 2016

Una mujer en mi vida

Queridos amigos:  os cuento algo que me sucedió hace unos dos años, relato, no obstante, vigente en cualquier momento y en cualquier lugar.


Una especie de tos, medio rugido, me ha sacado de mi nostálgico éxtasis en el jardín. Sí, allí, junto al banco de al lado, un cuerpo de mujer, más bien un bulto de mujer, me ha hecho regresar de mi mundo de fantasías y sueños. La miro, con disimulo, primero. Detenidamente, después. ¿Llora? No distingo sus facciones entre las dos luces de la hora y su ensimismamiento que la mantiene acurrucada en un evidente sufrimiento.
Dudo unos instantes: ¿cómo abordarla? Un impulso, no obstante, me lleva directamente a ella. Si no le molesta, ¿puedo sentarme aquí? Aquel "fardo" de mujer, ausente de cuánto le rodea, tímidamente, levanta la cabeza y balbucea: Sí, señora. ¡Ya lo creo! Hay sitio de sobra. Unos minutos más de silencio en los que sigo prendada de la luna llena, de olores de la tierra, del fresco del albero pero, desde lo más profundo de mi alma, busco palabras que me lleven a la comunicación con aquella pobre mujer. ¡Se está bien aquí! -exclamo, al fin-. Sí, señora -contesta por pura cortesía-. ¿Vive usted por aquí? -pregunto ya sin tapujos.
Y aquella estática mujer, como si poco a poco se desdoblara y se creciera, comenzó a contarme su vida entre lágrimas y suspiros: no, señora, yo he vivido siempre en el campo con mi marido, pero él hace dos meses que ha muerto, y yo... Con dificultad se saca un pañuelo del bolsillo. Se seca unas lágrimas. Continua: ahora vivo con una hija, pero lo mío, ¿sabe usted? son las flores, los bichos, el campo... Por eso voy y vengo a este jardín... El campo era nuestra vida. ¡Estábamos tan a gusto…!
Yo escuchaba, mientras la mujer tomaba vuelos en su profunda depresión que parecía esfumarse, a medida que hablaba y hablaba. Hubo un momento que, olvidada de su drama, me preguntó: Y usted, ¿es de por aquí? ¿Tiene familia? ¿Tiene marido? ¿Le gustan las flores..?
Ante aquella descarga de preguntas, me limité a contestar: ¡vaya si me gustan las flores! Levantándose, diligente, se acercó al arriate más próximo. Cortó una rama de romero y, poniéndola entre mis manos, dijo: tome; huele a campo y a sierra…

Sí, el amaor hace milagros y todos tenemos en nuestra manos ese poder, esa varita mágica. No seamos egoistas y pongámosla a trabajar.

11 jun 2016

Pensamiento ilustrado


                                           Para hoy, sábado, solo este pensamiento 
                                                                       ilustrado que os dedico

6 jun 2016

Respeto pero no comparto

  DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
El escritor francés Denis Diderot dice: «Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso». Y digo yo que hasta ese paso se vulnera cuando el fanatismo, aun sin ser conscientes de ello, nos hace caer en sus redes,
Tiempos ha el fanatismo religioso nos mantenía en trance que nos cegaba hasta el extremo de ni tan siquiera saber pensar en algo que fuera más allá de la religión como, por ejemplo, la pobreza, la política, el hambre, etc.
Nos enloquecían los actos religiosos: misiones, novenas, triduos, procesiones, Ejercicios Espirituales… De siempre me he confesado católica y en ello sigo, pero tras haber despejado aquella columna de humo que no me dejaba ver los problemas que nos rodeaban y que eran muchos, como el día a día  cargado de miserias en el que vivíamos.
¿Y que a qué viene esto ahora? No seré yo sola la que vea cómo en estos tiempos, otra maraña de humo obnubila, nubla la capacidad de examinar, debatir, pensar...
¡Pues, sí, al fútbol me refiero! Terrazas y televisiones a tope, griterío, discusiones, campos de juego hasta la bandera, horas y más horas –hasta cuatro seguidas. me decía un amigo--sin pestañear ante un televisor y lo que sigue: discusiones entre amigos, familiares, y los recibimientos de millonarios jugadores que como si fueran héroes de la vieja Roma, se les festeja en multitudes de enardecido fervor, que hasta lloran amargamente, cuando pierde su equipo. Y no digamos cómo se lleva a la política este deporte que como tal nada tiene que ver con ser español, catalán o andaluz, pongo por caso.
Me gusta, y lo confieso, el fútbol o cualquier otro deporte, cuando es arte, pero no conozco arte alguno que fanatice de esta manera. Respeto absoluto a los futboleros, pero no puedo compartir eventos que precisan cientos de policías, peleas y hasta invasión de ese paso que lleva a la barbarie como hemos presenciado tantas veces.
¿Por qué no llorar por los niños que mueren en las playas llegados en malditas pateras? ¿Por qué no detenernos en noticias siniestras de muertes, raptos, violencia? Seguro que mucho de humo hay que nos provoca un tipo de cataratas  nos impiden ver la luz con claridad


* Maestra y escritora