Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

30 jun 2012

Salve a mi Patrona la Virgen de la Estrella

Próximas las fiestas de mi pueblo, Villa del Río, fiestas en honor de nuestra queriddísima Patrona Virgen de la Estrella, le dedico una sencilla Salve, salida del corazón que  es el cofre de mis mejores recuerdos; también de los peores, pero en unos y en otros, siempre estuvo Ella.



Dios te salve, Estrella, Reina y Madre de este pueblo,


Reina y Madre de misericordia

Que siempre fuiste luz, faro en negras noches

de nuestros caminar en la vida,

cuando perdido el norte des nuestros días,

Tú, cual estrella esplendorosa ondeaste

por el horizonte de nuestros pasos perdidos.




Vida, dulzura y esperanza nuestra;

A ti clamamos los hijos de este pueblo

que un día, aquel lejano de nuestra infancia,

cobijados bajo la sombra protectora de tu manto

y en oración de nuestras madres, que se nos fueron muchas, ya.

te pedimos nos libraras de caer

en brazos de la desesperanza, del desamor,

en brazos del olvido de nuestras devociones y costumbres

alimento que como el pan de cada día, precisamos

para seguir siendo sustento de un mundo empeñado en caminar

de espaldas a la verdad, a la justicia, al amor….

de espaldas a ti. Madre, dulzura y esperanza nuestra.

 


A Ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.

Que son hoy los recuerdos

de nuestros seres queridos que un día

protagonizaron y avivaron nuestras devociónes ,

que son, hoy, los hijos ausentes que emigraron

a la búsqueda de trabajo y vida

que son nuestros momentos felices,

nuestras lágrimas también

que son la sonrisa de nuestros niños

y la mirada perdida de nuestros ancianos



Ea, pues, Señora, abogada, Estrella, Madre nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,

Aquí estamos un año más

y después de este destierro

muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!

  Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.

  Para que seamos dignos de alcanzar

las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Santuario Nuestra Señora de la Estrella. Villa del Río

27 jun 2012

Cuento: El árbol y la sombrilla

A mis hijos

Un árbol gigantesco le dijo a una sombrilla que, colocada bajo él, proyectaba una pequeña sombra en el césped:
-Hay que ver lo inútil, lo ridícula, la poca cosa que eres bajo mis frondosas ramas de frescas sombras.
La sombrilla no respondió, pero, cuando llegó el mediodía, un sol rabioso caía sobre el césped sin sombra alguna del árbol.
Unos caminantes, al descubrir la sombrilla, se colocaron bajo ella, manipulándola hasta lograr la sombra deseada.
Y se quedaron allí a descansar.
El árbol y la sombrilla se miraron. El árbol guardó silencio. La sombrilla sólo dijo:
-Sí, soy pequeña, ridícula, absurda.., pero, ¿has visto cómo mi sombra se puede ajustar a la medida de todos?  Prefiero ser pequeña y flexible a ser sombra gigante pero rígida e inamovible.

Ser flexible nada tiene que ver con ser débil. La debilidad nos enpequeñece: la flexibilidad nos agiganta, porque una cosa es derretirse y otra dilatarse.

16 jun 2012

Carta a mi hija

DIARIO CÓRDOBA
EL DÍA DE UN SUEÑO

 A mi hija Isabel María



Esto era una vez una niña que tuvo un sueño: Vio correr por el firmamento una brillante estrella. La ilusionó de tal forma que se dijo: No despertaré hasta llegar a alcanzarla. Y corrió tras ella largos días, largos años, difíciles momentos, costosos esfuerzos, férrea voluntad, pero, al fin, la pudo acariciar entre sus manos.
Sí, hoy ha sido el gran día de aquel sueño tuyo de niña: Trabajo, días y horas de aprendizaje, esfuerzo, constancia e ilusión siempre en cada etapa de tu vida sin cesar en tus grandes responsabilidades como madre, maestra e hija maravillosa.
Mi querida hija: ¡Qué felicidad y qué emoción el verte, al fin, bailar en un gran escenario! Desde que te soltaste de manos en el andar, bailabas y desde que te soltaste a hablar, repetías: Quiero bailar flamenco.
Y lo has conseguido y es por eso que, aunque te siente mal esta carta, la escribo, en primer lugar para felicitarte -me faltaban manos para aplaudirte y me faltaba corazón para quererte como mereces.
En segundo lugar, y no es menos importante, porque una vez más me reafirmo en la creencia de que los sueños son necesarios y son posibles. Tener un sueño, perseguirlo, contra vientos y mareas, es el único camino, y es algo que quisiera que como eco corriera por el universo y llegara a oídos de tantos jóvenes que no saben, que no entienden, que no encuentran…
Triunfar en la vida es tener el coraje de trabajar, sin regateos ni pausas, por ese hado que se nos cruzó en el camino una mágica noche, pero nos caló tan hondo que, como meta lejana pero alcanzable, vivió, creció con nosotros hasta convertirse en aplauso y que si bien no nos llevará a fama alguna, sí a la plena satisfacción de tener entre las manos, como tenías y acariciabas tú anoche, aquella lejana estrella con la que soñaste un día y te dejó prendida para siempre.





13 jun 2012

Calor Humano

(De mi obra, Cartas a Lucrecia)


Mi experiencia de hoy, querida Lucrecia, ha venido a confirmarme, una vez más, que no hay que bajar la guardia, ni creernos que vivimos, al fin, en plena madurez para afrontar todas las situaciones que nos echen, ¿Te acuerdas de Teresa? ¿De aquella amiga, algo mayor, médico, tan experimentada, tan progre a la que acudía en busca de ayuda en aquellos años de mis grandes desconciertos, de mis alucinantes sorpresas? ¡Claro que te acuerdas! Como recordarás lo mal que te caían sus visitas.
-¿Hoy tenemos doctora...? –solías preguntar con mal tono–. ¡Arreglados estamos! Como no es pesada...
En el fondo, lo que te molestaba –reconócelo- era el tiempo que pasaba con ella y lo mucho que celebraba su amistad, por lo desconcertante y valiosa que era para mí.
Durante aquellos años, ella era como la única puerta abierta, desde cuyo umbral, comencé a divisar horizontes, a percibir aires nuevos con frescuras de cambio, sólo en ella encontraba respuesta a mis incipientes inquietudes que, como si despertaran de pronto, me desbordaban e impulsaban hacia una libertad desconocida.
Su visión del mundo, de la vida, de las personas, de las cosas..., era como alas que me crecían y me aupaban de la oscuridad, al día, de la nada, al encuentro con mi destino.
Te alegraste, cuando se marchó lejos y, es más, recuerdo que, en ocasiones, al recogerme el correo, me ocultaste algunas de sus cartas. ¿Pensabas que no lo sabía...?
Y ocurrió lo que era lógico: mi “mayoría de edad”, mis muchas ocupaciones y el no tener ya deseos ni necesidad de contar mi vida a los demás, fueron silenciando aquella fluida comunicación de otros tiempos. La verdad es que la he recordado, siempre que, en alguna ocasión, me ha pasado por la cabeza volver a escribirle, pero, ¿por dónde empezar...? ¿Qué decir después de tan larga ausencia...?
Bueno, pues, ¿sabes qué ha ocurrido...? Hace unos días, recibí la noticia telegráfica de su llegada. ¿La verdad, la verdad...? Me cayó fatal. Me molestaba el tener que suponer que tuviera que seguir adoptando la actitud filial de otros tiempos, me irritaba el pensar que tratara de allanar, con la naturalidad de siempre, lo que es hoy mi muy velada intimidad, me molestaba el tener que dedicarle horas de mi poco tiempo libre, por todo, Lucrecia, sentía rabia y, casi desesperadamente, buscaba fórmulas para eludirla.
Pero no había tal: venía expresamente a verme -interpretaba yo– a espiarme, a estudiar mis pequeños triunfos y mis grandes fracasos, a inmiscuirse en mis sentimientos, a dirigirme, a aconsejarme...
Fui a esperarla a la estación. En los minutos que transcurrieron, hasta la llegada del TALGO, pensé escaparme, llamar a alguien que ocupara mi lugar y me excusara. No, no quería acoplar mi vida a ningún programa, a otras directrices que no fueran dictadas por mí.
El tren llegó puntual. Me quedé en la puerta de salida. Desde allí, no se me podía escapar. Como siempre que se espera a alguien, durante unos instantes, tuve la impresión de que no había llegado, de que no estaba en ninguna parte. Pero, en un breve recorrido, una mirada tan sólo, a lo largo del tren y, allí, a la cola, descendiendo lentamente, con un maletín en la mano, estaba ella.
Un sentimiento de compasión me impulsó a apresurarme. Había envejecido. Y saltaba a la vista, alguna palpitante enfermedad. Nos saludamos, intercambiamos palabras rutinarias sobre el viaje. Después, dentro del coche, un tenso, silencio.
-Sólo me quedaré esta noche –dijo al fin–. Voy a Málaga a pasar una temporada en casa de mi hermano.
Algo se me conmovió en los adentros.
-¿Tan pronto...? Quédate unos días. ¡Después de tanto tiempo...!
Ella inteligente, discreta, insistió:
-Sólo esta noche. Tú ya tienes una familia y...
Cuando mi familia, al fin, se acostó y nos quedamos solas, antes de que me diera tiempo a una sola palabra, ella, sentada al filo de un sillón, y con lágrimas que apuntaban en sus ojos, me hablaba ante mi desconcierto, de ella misma, de sus problemas, de su soledad, de su pobreza ...
Me estremecí como una madre que escucha las desdichas de sus hijos. La vida había trocado los roles. Y sentí deseos de abrazarla, de prestarle mis débiles hombros como lugar de reposo... Pero no hice nada. Me quedé obnubilada por una orla de imperdonable pudor.
Y esta noche, cuando ya  no está, caigo en la cuenta de mi error, porque todos los seres humanos, en alguna ocasión, para seguir viviendo, necesitamos el calor de los demás. Y este calor tiene que emanar de nuestro cuerpo, y solo puede llegar a ser eficaz, cuando con él, y no con palabras, somos capaces de comunicarnos, de expresarnos...
Estoy segura de que mi amiga buscaba ese abrazo que no encontró en mí. Pero te digo, Lucrecia, que no volverá a ocurrirme. No hay que ser tan pudoroso, ni guardar tan celosamente una ingenua caricia. El mundo –¡qué más da hombres que mujeres!- está falto de calor humano, y éste, sólo se transmite, se contagia –salvo excepciones- en un apretado y sincero cuerpo a cuerpo. ¿Verdad que me entiendes? Te quiero.

11 jun 2012

Una Simpsons muy particular

El genial Carmelo López de Arce me transformó en Isabel Simpson. Me veo muy favorecida.

Para mí, una obra de arte como no podía ser menos, conociendo al autor. Feliz semana, amigos, y que la risa os acompañe.


8 jun 2012

ENTREVISTA

EL ARTE DE ENVEJECER/ ENTREVISTA




7 jun 2012

Amanecer en Córdoba


Este bello amanecer me sorprendió esta madrugada al salir a la calle. Me emocionó y recordé a mis amigos. Con esta sencilla foto quiero desearos un día feliz. ¡Ojalá cuando llegue la tarde podamos despedir este maravilloso día con mucha paz y una gran sonrisa!

6 jun 2012

¡Hola, luna!



El universo en general y la luna en especial me hacen perderme en un mundo de preguntas sin respuestas, pero tampoco las necesito. Solo me extasío contemplando tanta maravilla. ¡Hola luna llena de nuevo!


DESDE MI TERRAZA



MI NÍSPERO SE EQUIVOCÓ Y CONFUNDIÓ A LA LUNA CON SU FRUTO

2 jun 2012

Amigos del blog, amigos del mundo




Amigos del blog, amigos del mundo que navegáis como yo, tal vez buscando un algo que no encontramos Para vosotros, compañeros de tantas horas, tan sólo soy un nombre más en este inmenso paisaje por donde todos caminamos.
Pero no sois tan anónimos para mí porque noto cómo me late la complicidad, la comunicación, el amor … Cómo entiendo que, unos y otros somos... sí, todos pobres náufragos de un sólo día: de éste
Y es por eso que mis brazos se alargan, y mi alma se conmueve y dilata ante tal desfile de nombres... ¡Suerte, amigos, mucha suerte! Alguien os mira, y os ve. Alguien os escucha. Alguien, este ser humano del otro lado, os dedica sus mejores sentiemientos y palabras, alguien os quiere.

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EN el silencio de mi casa escucho cómo el viento, golpea, la puerta del lavadero. ¡Y lo escucho con gusto! Es como si se acentuara el silencio. Es como si hubiera supervivido a una hecatombe, y no quisiera detener el único resquicio de movimiento que me acompaña.

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UN día, buceé en mis profundidades, revestida de soledad, de silencios... Sin más armas que mi verdad crecida en los vaivenes del camino, y allí, creando mi vida en cada instante, sacándome de mi repetida nada, alumbrando mis muchas oscuridades, revistiendo de amor mis alientos, ¡allí, sí, allí no estaba  sola, allí, estaba DIOS!

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AQUÍ, frente al mar, en este camino blanco que la luna llena abre, estoy. ¡Cuánta belleza...! ¡Detente mar...! ¡Detente, luna...!
¡Que las olas corran por el mundo y se tornen abrazos de paz! ¡Que mis brazos lleguen al amigo y al enemigo y colmen de ternura sus almas!
No quiero perder este atajo de luna y mar por donde mis pasos caminan, sin miedo, y se emigran, persiguiendo un sueño. ¿Me moriré siendo ingenua? ¿Me moriré siendo sabia? ¡Me es indiferente, creo! Ahora, sólo mar y luna y yo.

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DESDE mi terraza, arrullos sin tregua de mi fiel y vieja tórtola, y el balanceo de los álamos en voces limpias de fogosos grillos, y las farolas, caminos de luz en negra calma.
La noche es misterio; la noche es historia; la noche es hora maga en la que yo me aúpo y noto cómo se agita el sauce de mis ojos…
No, la noche no es sueño ni muerte; la noche es un volcán de vida que me ruge y me galopa por el alma.
Yo quiero ser siempre noche, con luna llena por techo, con tambores nazarenos, con arrullos, con sosiego irisado de semáforos, con horizontes de brazos abiertos al purpúreo goteo de la alborada...
-Luna lunera cascabelera-.
¡Qué momentos! Quiero vivir para repetirlos mañana, pasado, el otro...


¡Feliz semana!